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"Come on baby blue shake up your tired eyes, the world is waiting for you, may all your dreaming fill the empty sky"

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Los siguientes 3 días a la conversación que tuvieron Rosé y Lisa en el consultorio fueron muy similar a las anteriores, cómo cuándo recién habian llegado a la casa de la alfa, bueno exceptuando que ahora compartían pequeños besos cuándo Binnie no las estaba viendo, o se quedaban después de que el pequeño se durmiera mirando un película y abrazados bajo una manta.

Lisa supo entonces que el cuerpo de la alfa era muy cálido, y era perfecta para abrazarla. Sus brazos fuertes y largos la sostenían cerca suyo, y cada vez que le hablaba cerca y bajito, el interior de la omega vibraba.

Rosé tenía una manía por besarle el rostro y el cuello, y hacerle cosquillas en la pancita. Esos pequeños momentos eran únicos, mejor de lo que alguna vez imaginó y se encontró acostumbrándose muy rápido a ella, y eso le causaba un poco de miedo. Miedo de que se acabe, que la alfa se despierte y se de cuenta de que ella no vale la pena.

A la hora de dormir era todo igual que siempre, Lisa dormía en su habitación con su hijo y Rosé sola en la suya, porque aún era muy pronto y no podrían tampoco explicar a Binnie lo que estaba sucediendo entre ellas, porque a decir verdad ellas tampoco sabían qué eran.

¿Eran pareja? ¿Amigas que se besaban? No sabían, y no importaba ponerle título, al menos por ahora.

Pero, hablar de eso con Binnie era otra cosa. Lisa no quería confundir a su hijo y por supuesto que Rosé lo respetó en todo momento.

Luego de salir del hospital 3 días atrás, Binnie estaba muy contento de volver a la casa de Rosé y así también Lisa. Todavía no paraba de sonreír al pensar en Rosé, y la alegría que vió en sus ojitos cuándo aceptó quedarse de forma permanente con ella. La alfa parecía no creerlo, pues antes de que salieran en direccion al departamento, le hizo prometer que cuándo llegase más tarde ese día estarían allí, que no le mienta porque su corazón se rompería en mil partes, Lisa sintió la sinceridad en sus ojos y también la tristeza al pensar eso.

Le aseguró de que les encontraría allí cuándo volviese ese día, pero no fué hasta que la alfa realmente les vió con sus ojos al llegar que pudo respirar tranquila, y desde ahí todo marchó viento en popa.

- ¿Lis qué haces?- Rosé entró a la cocina.

Era su dia libre del hospital, así que estuvo todo el día con ambos y simplemente era hermoso. Pasar tiempo con Lisa y Binnie llenaba su corazón de una forma en la que nunca nadie lo había hecho.

- Estoy lavando los trastes, alfa. contestó Lisa, y enseguida sintió el cuerpo cálido de la alfa apretarse en su espalda.

Sonrió cuándo los labios de Rosé besaron su nuca, y después su cuello y mejilla.

- Deja eso, omega y ven a tomar una siesta conmigo. Hueles tan bien- Susurró Rosé, atrapando a la más pequeña entre sus brazos.

Lisa suspiró bajito ante el tacto sutil de la alfa. Rosé siempre era suave y delicada con ella.

Se dió la vuelta, después de secarse las manos, y arrojó sus brazos en el cuello de la más alta. Rosé sonrió mirando hacía abajo, viendo los cachetes colorados de la menor.

A Christmas baby ∆ Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora