│Parte 02: Capitulo 7│

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Gracias al Sr. Caledon, Killer trabajaba en el teatro haciendo lo que podía y lo que le pedían, ya no podía divertirse en los ensayos con las bailarinas, no obstante, ahora conocía mucho mejor el gran proceso y trabajo que hay detrás del gran telón, la fabricación de la escenografía, los repasos de los actores y el manejo del ambiente -retirando el fondo o integrando el nuevo fondo a la velocidad de la luz y de manera prolija para la siguiente escena-; También hacía limpieza, revisión del material etc, etc, etc. Pero el trabajo jamás le faltaba.

Hubo un tiempo en el cual al teatro no le iba muy bien. Fue entonces que Caledon, como el gran hombre emprendedor y visionario que es, decidió hacer un par de cambios en la planta baja -el cual era el único lugar que podía modificar-. Quito los asientos fijos y los hizo "transportables", poniendo ahora mesas circulares, parecía un club, pero uno de alta clase, o eso solía decir él. El teatro es de tamaño mediano, tiene dos plantas, en el superior no cabe mucha gente pero es espacioso, el primer piso es ahora modificable, por así decirlo, puede tener los típicos asientos como puede que estos se retiren y se pongan mesas con sus respectivas sillas (solo se sirve vino). Se presentan todo tipo de cosas, a veces cantantes independientes, grupos musicales y sin mencionar las infaltables obras de un típico teatro. Todo depende de el Show y para qué fines (a veces era utilizado para reuniones triviales de empresarios que querían un poco de entretenimiento). Muchos dicen que eso no debería considerarse como un teatro y que es una burla de lo más horrible al arte, pero a Caledon ni le importa, él solo es innovador. Así fue como salvó el negocio.




Cuando killer obtuvo la mayoría de edad, y al ver la variedad de espectáculos que ahora se presentaban en el teatro, empezó a trabajar junto a un mago bastante reconocido y popular. Era su ayudante en los actos, o más bien, "ayudanta". Siempre debía de salir a escenario con un traje impropio y un antifaz, mostrando sus piernas hechas de magia, las cuales están bien moldeadas, siendo estas -además de su cuerpo similar al de una mujer- el mayor motivo por las que algunos iban a ver los actos de magia, creyendo que él era, bueno "ella".

«Que repugnante. . .» —Pensaba killer mientras esbozaba la mejor sonrisa que podía y haciendo su mejor pose, evitando mostrar el rechazo que sentía al ver a más hombres que mujeres sentados alrededor de las mesas, mirándolo a él antes que a los propios actos del mago. Agradecería enormemente que el show estuviera a punto de terminar.

Los aplausos resonaban mientras killer y el mago realizaban la típica reverencia al terminar el show. Tan rápido como se cerró el telón, el albino corrió a su camerino, no quería encontrarse con ningún admirador atrevido que se hubiera colado entre bastidores con intenciones de cortejarlo.

Cerró la puerta con pestillo y se tiró al sofá completamente agotado, soltando en un suspiro su cansancio y disgusto; si no fuera porque necesitaba el dinero, definitivamente estaría más que feliz siendo un trabajador más del teatro.

Tenía que apresurarse, había trabajo por delante. Miró a su costado, allí estaba el tocador, examinaba aquel mueble blanco con pequeñas luces. Con un ligero malestar se dirige a este, observándose por instantes.

«¿qué pensaría mi madre al verse así?» —hizo una mueca y se fue a tomar un pequeño baño.

Cerro la puerta del camerino, iría a buscar al Mago antes de que se largara con alguna mujer a gastar su paga, mas no fue necesario, este lo estaba esperando al lado del perchero portátil con los trajes de los actores, dentro de un par de horas tendrían una obra, por lo que tendrán que acoplar el primer piso como se debía.

—Bien muñeca, aquí está tu paga —dijo mientras apagaba su encendedor y tomaba la primera calada de su cigarrillo.

—Gracias...—hablo sin más, tomando el dinero y dándole una breve ojeada, había aprendido a no reclamar sus "halagos", era un hombre impredecible, al igual que sus actos de magia.

—Sabes, tengo un show esta noche, podrías acompañarme, tus piernas y culo son de gran ayuda cuando se trata de "llamar la atención"; quizá podamos hacer algo después de eso, tu sabes —le miraba con una sonrisa ladeada, echándole en la cara todo el humo de su cigarrillo.

Con su mano apartaba el humo de su rostro —Creo que su acompañante de la noche le está esperando —comentó con una disimulada mirada de disgusto, ¡carajo!, hace poco había salido completamente limpio y sin ningún olor desagradable sobre si—, Es mejor que se vaya antes de que la señorita Rosa y hermana lleguen, no querrá hacer un escándalo de nuevo debido a sus hijos ¿no? A Caledon no le gusta ninguno de esos embrollos y usted lo sabe —soltó, sintiendo una especie de satisfacción entrar en él cuando el rostro del mago cambió de engreído a molesto, el hombre trataba de no demostrarlo, pero era una batalla que el humano ya había perdido.

—puta huérfana bastarda —dijo entre dientes, alejándose sin más que decir, aquello no impidió que Killer sonriera. Lo más divertido era que se había equivocado, ni era "ella" (no del todo) ni un bastardo, para su suerte -o desgracia- su padre lo había reconocido cuando nació y le dio su apellido aunque casi nunca lo usaba, prefería utilizar el de su madre en la medida de lo posible.

—¿Y bien? —rápidamente se dio la vuelta, reconoció perfectamente esa voz añeja y seria.

—¡hey!, tío Cal —se notaba su contento.

—Te ha pagado ese mujeriego o es que tengo que hacer mis movidas? —su ceño fruncido siempre le hacía ver como si estuviera molesto por todo, aunque a veces no fuera así.

Negó, sentía el día mejoraba. Él tío Cal, de alguna manera, le ponía de buen humor, aunque no sabía muy bien por qué.

—Me pago ¡y esta vez está completo y sin billetes falsos! —le mostraba animado la paga, como niño con juguete nuevo.

¡Hum! —hizo un ruidillo—. Ya decía yo, una buena sacudida siempre afloja —decía con cierto orgullo mientras golpeaba el suelo con su bastón. Su postura siempre fue erguida -incluso ahora-, la policía le había servido de algo, sin embargo, un problema en la pierna le obligó a utilizarlo. En un principio lo detestaba, le había ver mas viejo y lo odiaba, pero con el tiempo le vio el buen uso y ahora era su "arma", arma con la que había golpeado al mago en la pierna para que aflojara el bolsillo y dejará de ser un egoísta total con la plata.

—Tío Cal, relaje el ceño, se arruga más. Hace que se vea más viejo —expresó bromista mientras con su dedo empujaba el entrecejo del mayor tratando de que relajara la expresión amargada.

—¡¡Calla Marica!! —Gritó al instante, golpeando en el trasero a killer con su bastón, como odia que le digan anciano—. ¡Deberías darme las gracias!, ¡Lárgate a trabajar o te rompo la pierna con esto!, cabrón... —Amenazó alzando su bastón mientras veía al albino correr entre risas burlonas, sobándose el trasero.

El sr. Caledon sabía bien que killer trabajaba como "ayudanta", lamentaba no poderle darle más dinero, pero debía de ser justo con todos con respecto a la paga, no había favoritismos cuando se trataba de ello. El de lagrimas solo permitía que aquel hombre anciano le llamara de esa manera -marica cabrón, etc.-, le estimaba demasiado y jamás podría enojarse con él. El humano había sido -y es- tan bueno con él, era su única familia.










Life is a theater play │NightkillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora