from pixel to lover ● yeongyu

couple(in)love

Beomgyu sabe que está tentando su suerte. A Yeonjun nunca parecía agradarle que hiciera trampas en los juegos, sobretodo cuando iniciaban estas batallas de vida o muerte, en donde ambos se enfrentan como dignos oponentes, uno contra el otro.

Ganaba el mejor entre los dos. Por supuesto, Beomgyu sabía que el mejor en cuanto a los vídeojuegos era él, años de experiencia le permitían regodearse de aquel título, incluso si luego Yeonjun decidía empezar a bufar constantemente y lo acusaba de tramposo.

Él definitivamente no lo era. Solo Yeonjun no estaba preparado para aceptar tan fácilmente una derrota.

Por esa misma razón, se encontraban jugando una partida personalizada en uno de sus juegos favoritos: League of Legends.

Bueno, de hecho, solo era el juego favorito de Beomgyu, y Yeonjun sólo había jugado para tener en común algo con Beomgyu hace unos años. Y siempre, de alguna forma, terminaban jugando lo que Beomgyu quisiera.

Beomgyu creó la partida personalizada, ambos escogieron un personaje distinto. El enfrentamiento debía ser justo, por lo que ambos debían llevar los mismos hechizos. Beomgyu mordió su lengua, riéndose bajo para que Yeonjun no lo escuchara.

Estaba agradecido de que no compartieran habitación de juegos. Ambos tenían una propia, con sus cosas. Beomgyu supuso que tener un novio modelo tenía sus ventajas. Regresando a su hilo inicial de pensamientos, en el último momento, cambió algunos hechizos que podrían darle ventaja sobre el duelo. Yeonjun no podría hacer nada al momento en que el juego iniciara. Y si decidiera quejarse por la notable falta de honestidad de Beomgyu entonces se vería como un incapaz, y estaría aceptando la derrota sin siquiera haber iniciado con ella.

Beomgyu se rió, permitiendo que el sonido calara hasta la habitación contigua. Yeonjun lo escuchó reírse tan fuerte, en ese momento no tuvo duda de que Beomgyu había hecho algo para perjudicarlo. Encendió su micrófono para hablar con Beomgyu.

—¿Qué hiciste?—preguntó, escuchó claramente la risa de Beomgyu al otro lado.

—Nada—respondió con su voz, aún acelerado por la contagiosa risa y la subida de adrenalina que sentía anticipadamente por la reacción de Yeonjun.

Y Yeonjun lo vio en su monitor al momento en que la pantalla de carga apareció ante sus ojos. Un Beomgyu tramposo había roto los acuerdos del enfrentamiento y ahora debía pagar por su osadía.

—¿Cambiaste tus hechizos?—cuestionó con voz indignada, pero no sorprendida, Beomgyu era el mayor tramposo de la historia y jamás parecía poder ser honesto respecto a los juegos—¿Tanto miedo me tienes que no puedes jugar en las mismas condiciones que yo?—preguntó, riéndose esta vez él.

Yeonjun pudo casi escuchar como Beomgyu fruncía el entrecejo y sus labios se arrastraban hasta un puchero.

—¿Tienes tanto miedo de no poder ganarme?—lo retó nuevamente—¿Sientes que soy mejor y por eso tienes que hacer algo en contra de eso?—.

Yeonjun estaba claramente bromeando. Su novio lo sabía, no era más que una típica broma entre ellos. Él solo disfrutaba de molestar a Beomgyu hasta que este se rindiera por un poco de piedad.

—¿Qué pasa?—preguntó, con una sonrisa ladeada—¿Por qué no hablas ahora?—.

Escuchó del otro lado como los audífonos de Beomgyu caían sobre el escritorio. Yeonjun se rió sonoramente. Contó cinco segundos hasta que su novio apareció en la puerta.

—Vienes a mostrar tu cara de perrito asustado de que le ganen—dijo Yeonjun  aún buscando provocarlo.

Beomgyu tardó lo mínimo en tomar las muñecas de Yeonjun, y tirarlo con fuerza para que se levantara de su silla.