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Uno jamás elige el lugar donde nace ni mucho menos a su familia, el peligro y la adrenalina son cosas que van tomadas de las manos de las cuales puedo decir que estoy bastante familiarizada, eso era la garantía de crecer en el seno de una familia involucrada en la vida oscura y llena de peligros, de pequeña mi abuelo solía decir que mientras mejor esté preparada jamás algo me va a tomar por sorpresa y tenía toda la razón
Camine a paso seguro en aquella bodega abandonada, lograba escucharse el eco de mis pasos al igual que el sonido de las gotas de agua de seguro alguna cañería estaba rota, dirigí mi mirada hacia el par de hombres robustos que custodiaban la puerta, portaban sus armas y podía asegurar que no solo tenían aquellas, solo basto con que reconocieran mi figura para no seguir obstaculizando mi camino, una vez dentro, tome asiento en la única silla libre en aquel lugar
- Jamás creí que iba a tener a Yelena Petrova sentada frente a mi – rio amargamente, lo mire de manera neutra no iba mentir que me había tomado por sorpresa que un tipo como él logrará contactarme para contratar mis servicios, analice su figura robusta, era calvo, varios tatuajes estaban esparcidos por su cuerpo al igual que joyas de todo tipo – Pensaba que las princesas como tú, no se encargaban de realizar el trabajo sucio
- precisamente por tipos como ese idiota me dedicaba a esto, sonreí falsamente totalmente dispuesta a responder – A veces nos gusta salir a tratar con personas estúpidas – observe como lentamente su rostro cambiaba a uno de molestia pero logro disimularlo riendo amargamente
- Esa lengua – levanto su mano para apuntarme seguidas veces con su dedo – Tienes la misma habilidad que tu padre de irritar a cualquier persona con solo hablar – ante el nombramiento de mi padre no dude en sentarme de manera recta, había logrado molestarme – Te traerá problemas o incluso peor, terminaras muerta igual que él
Me puse de pie, dispuesta a pegarle un tiro en la cabeza justo en su frente, de ser necesario a contar de que dejara de hablar estupideces, no era una persona con demasiada paciencia y tratar con tipos como aquel solo lograba irritarme aun mas
- Vamos a seguir hablando de mi excelente habilidad para tratar con imbéciles como tú o me dirás para que demonios me has llamado – cuestione apoyando mis manos en la mesa inclinándome hacia adelante, a juzgar por su comportamiento no estaba acostumbrado a tratar con mujeres de su mismo estatus
- Tranquila – levanto las manos tratando de tranquilizar la situación, pero ya había logrado ponerme de malas – Tengo entendido que eres mas que buena en lo que respecta de deshacerse de personas
- ¿A quien quieres que mate? – cuestione cruzada de brazos, estaba dando muchas vueltas y tenia mas cosas por hacer
- solo dejo una fotografía sobre la mesa – Es alguien que me está causando problemas, ya es hora que eso acabe
- ¿Solo por eso? – no me deshacía de cualquier pobre infeliz, si algo aprendí en este mundo, es que si quería crearme una reputación y que me tomaran enserio debía ser seria y precisa en lo que hacía, gran parte de mi reputación se basaba a mi nombre y de donde venia, pero otra gran parte se atribuía a que mis trabajos eran precisos, limpios y discretos algo que a todos estos imbéciles les encantaba, aunque la única ética, si se podía decir de esa manera, era que solo mataba a quienes ya tenían sangre en sus manos – Sabes que por una razón tan estúpida no moveré ni un dedo
- Claro que lo sé – volvió a dejar esta vez una gran cantidad de fotos y papeles – Se que solo tratas con personas que ya hayan cometido crímenes graves, por eso te llame, esta involucrado en trafico de mujeres
- suspire mientras veía las fotos – Para mañana estará muerto – me di la vuelta dispuesta a irme – Ya sabes el precio, mañana quiero el pago, te llamare cuando este listo
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