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03 de Enero año 2013, Moscú, Rusia
Miraba en silencio la villa desde la ventana de mi habitación mientras tocaba mis brazos adoloridos por el entrenamiento, cada vez era más duro y fuerte, todos los días me dolían los músculos de tanto pelear con hombres que doblaban mi peso y mi edad, pero mi abuelo repetía siempre que era por mi bien, que tenía que ser una mujer fuerte, me encontraba ensimismada en mis pensamientos cuando se abre la puerta de golpe entrando en ella mi padre en compañía de mi abuelo
- ¿Dónde están? - cuestiono con furia cerrando la puerta a sus espaldas para evitar a los fisgones
- ¿Dónde está que? No entiendo de lo que me estás hablando - respondí confundida mientras lo miraba con cautela Viktor Petrova era un hombre temido, el Sovetnik o consejero del Pakham quien es el jefe de la familia es decir mi abuelo Ivan Petrova, ambos de temer y más aún enojados - Deberías calmarte padre, hace mal para el cuerpo demasiado furia acumulada, te arrugarás como una pasa y ya no tendrás mucha fama entre las mujeres de la villa y no queremos eso
- Muy graciosa Lena - responde borde mientras se acercaba bruscamente - Sabes perfecto de lo que estoy hablando ¿Dónde están Irina, Dmitriy, Yacob y Pavel? ¿Dónde están metidos? Saben Perfecto que no pueden salir de la villa
- Ahora entiendo, debiste empezar por ahí - sonreí burlescamente - No tengo idea donde están metidos - respondí con seriedad, sabia que los cuatro idiotas se habían ido de fiesta al centro de la ciudad, pero era algo que no pensaba en confesarle a mi padre, ya que, si los delataba al día siguiente amanecerían llenos de latigazos en el cuerpo o peor colgados en la entrada de la villa y a decir verdad no tenía interés en enterrar otro muerto - De seguro deben estar en sus casa, que más podrían hacer si esta villa parece una cárcel
- Sabes que estamos en guerra con otros carteles, no pueden salir porque ustedes son los sucesores, sobre todo tu, solo necesitas enfocarte en mejorar y ser implacable - voltee los ojos aburrida ante el mismo discurso de todos los días - Por la seguridad de ellos me dirás donde están metidos
- Ya te dije que no tengo idea
- sentí el suspiro de mi abuelo ante la furia incrementada de mi padre y ante mi negativa a colaborar - Parece que no quieres colaborar, vamos a ver qué tal van esas lecciones de tortura, chicos llévenla
En menos de dos segundos estaban cuatro de sus hombres rodeando mi habitación, me puse en posición de combate no iba a permitir que me llevaran en aquella habitación gratuitamente
- Yelena, no sacas nada con pelear, no quieres colaborar, entonces te sacaré la información por las malas
Mi espíritu guerrero no me permitía ceder por lo que ante el primer hombre que se me acercó terminó con la nariz rota, iba a seguir peleando sino fuera porque mi padre me jalo del cabello con demasiada fuerza provocando que me desestabilizará por completo, me tomaron de los hombros para llevarme en aquella habitación
