Un día para navidad.

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Siempre le había gustado besar, lo hacía frecuente y cuando pudiera, casi usando la misma técnica. Unas cuantas palabras para hacer sentir cómoda a la persona y un sutil tacto eran suficientes para hacer volar a sus amantes. Sin embargo, con Taehyung era otra cosa, ya que no hubo palabras de comodidad o un suave tacto, solo se aventó a esos lindos labios y estos lo recibieron gustosos. Su sangre se calentó, despertando su cuerpo como depredador listo para atacar, comer a su hermosa presa, antes que alguien se lo quitara. Fue profundo, sin ocultar alguna timidez y sin respeto con el espacio ajeno. Su grueso miembro se endureció y pronto estaba recibiendo lo que tanto estaba pidiendo.

El chorro de la regadera estaba mojándolos, sus ropas a medio vestir húmedas y sus bocas ahogándose de labios con sabor a agua, bebiendo de ella como si fuera su único elixir. Hoseok lo estaba disfrutando mucho al tener acceso a esos pares, a esa lengua que rozaba la suya y ese cuello que disfrutaba lamer, justo en esa manzana. Sus pupilas dilatadas al tiempo que sus orbitas volaban hacia arriba por el inmenso placer que le estaba dando ese castaño. Dio una estocada profunda, haciendo que Taehyung arqueara la espalda y esa voz emitiera un sollozo lastimero. Le gustaba esa voz, amaba la forma de entregarse y esos belfos del demonio ser muy ricos. Su miembro palpitaba y su grosor crecía conforme su orgasmo estaba avecinándose.

—Santo cielo, eres perfecto —susurró sobre esa boca con el aliento agitado. Los labios contrarios se movieron en una pequeña sonrisa para lugar llenarse de ese rubor que le fascinaba ver. Por Dios, le encantaba esto. Sus manos se depositaron en la espalda baja y su cuerpo se pegó, piel con piel, para dejar un suave y dulce beso en esa boca, misma acción de intimidad y dulzura provocó su bendito clímax. Su esencia salió a montones, derramándose profunda dentro de esa entrada que lo recibió con estrechez.

—Ahora dime... ¿por qué los pájaros de la tía Patricia están mirándonos? —Taehyung dijo con el aliento un poco alterado y el cuerpo relajado. Observó a esas aves y sonrió al ver que unas se estaban apareando en el fondo, no sería algo anormal, sino fuera que estaban teniendo relaciones en el baño de su tía Patricia, con la mujer esperándolos afuera de esa misma puerta que los separaba. No solo eso, porque luego de esa habitación había montones de viejas chismosas sufriendo con el laxante que alguien les dio dentro del panqué preparado por la familia de Spencer.

—Lo siento, no quería ojos que me delataran y los solté... pero no creí que fueran unos pervertidos —con su respiración casi recuperada, Hoseok sacó su miembro de esa estrechez, acomodó su ropa y cerró la cremallera de sus pantalones—. No debiste seguirme, ellos pudieron culparte. Te dije que regresaba en la tarde —suspiró al ver esos mirándole con enojo.

—¿Qué querías que hicieran cuando saliste diciendo que te harás cargo de limpiar mi reputación? —susurró con molestia, no tan alto para llamar la atención de su tía que los esperaba. Medio empujó ese pecho, no tanto, porque aún le gustaba ser apretado por esa piel—. No fue difícil encontrarte cuando seguí al imbécil de Spencer. Y me encuentro con una señoras ricas y estiradas cagándose en la sala por un laxante que alguien les dio. Definitivamente es obra tuya, a ti te gustaba darla laxante a cualquier que se atreviera a molestarme y... ¡Demonios, la tía nos vio! ¡De seguro esta cabreada, porque un idiota se le ocurrió soltar a sus malditos pájaros y les dio laxante a sus amigas de lectura! Mierda, ¿qué vamos a hacer?

—Quería sacarles información sobre Spencer. Pero todo se salió de control cuando el idiota de Twinkles me vio poniéndole laxante a la bebida de ese imbécil, y ese estúpido pájaro derramó el maldito laxante, obviamente fue un accidente y tuve que deshacerme de los testigos. Si tienen que culpar a alguien, será a Spencer, él trajo la comida para la reunión de la tía con sus amigas de lectura... —suspiró con cansancio, porque las cosas habían salido mal y había arrastrado como siempre a ese castaño—. Aparte que no me arrepiento, esas señoras fueron las que sembraron los rumores que estabas con muchos hombres y embarazado, y por eso no volviste a casa de la abuela —respiró la calma sin querer alterarse y terminar peleando con el castaño. Tomó las prendas medio mojadas y se las pasó al chico que se veía aun molesto—. Sé que quieres dejar tu pasado, y no involucrarte en esto. Pero necesito que él pague...

El destructor de la navidad; alias TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora