𝙀𝙡 𝙙𝙞𝙨𝙛𝙧𝙖𝙯 𝙙𝙚𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧

II- Padre.

Me quería matar, por favor que alguien venga y me corte el cuello, ya no quiero estar ya más en este mundo.

Caramba, parezco una de esas típicas princesas siempre oprimidas por la industria y oficios, lo siento, rara vez me quejo de manera exagerada, pero a veces desearía no existir y no ser nadie.

Mis obligaciones como princesa son muchas, soy la mayor de dos hijos, y como primera hija legítima del rey, siempre tengo que asistir a las reuniones con el duque y los guardias, para quienes mi opinión es valiosa, mi madre, la reina me había otorgado suficiente autoridad para muchas cosas, siempre escuchaba las sugerencias y problemas de los habitantes y daba mi veredicto.

Estaba siendo instruida para futura reina.

Todo era muy cansado, y me lleva a momentos de desesperación, y lo peor es cuando me ponía así, me encerraba en mi alcoba y me la pasaba llorando y mi madre siempre me regañaba. Mi Nana me motivaba y decía que en futuro no muy lejano me convertiría en una gran reina y llevaría a Cotswolds al gozo y la prosperidad igual que mi padre.

No es que nuestro territorio sea una vergüenza, es un lugar pequeño, pero como todos les dicen, los avances en la tecnología moderna son palpables, y la desventaja de esos avances es que las máquinas de matar son más certeras y las aniquilaciones se hacen con mayor precisión. De vuelta en  Cotswolds, mi madre manejó muy bien todo el asunto de gobernar y dirigir a la gente, gracias a la sabiduría que mi padre le ayudó a desarrollar como gobernadora.

Y ella está haciendo lo mismo conmigo, me ha dado responsabilidades que incluso un vizconde experimentado no podría cumplir del todo y yo apenas siendo joven ejercía, el año siguiente cumpliría la mayoría de edad.

Tengo 20 años y aquí en Cotswolds hace años el consejo real propuso una ley de que los jóvenes serían ya adultos legalmente a los 21 años y muchos no quisieron pero la última palabra decisiva era la del rey, él aprobó dicha orden. Y estoy agradecida con eso al igual que años atrás, a la gente no le importaba casarse con jóvenes de 14 o 16 años y para mí fortuna no viví esos años.

Pero quitando todas mis quejas, había algo bueno, algo que me motivaba a terminar todas mis obligaciones y esperar con ansias la llegada de la noche y dejar ganarme por el sueño.

Amo dormir pero ahora me gusta mucho más, tengo la fortuna de tener sueños con él con Utta, tal vez se vea raro que sueñe con alguien que apenas conocí un día, y es verdad es raro, pero a mi me gusta. Había pasado un mes desde ese banquete donde lo conocí, desde entonces, mi mente no terminar mandarme sueños con él.

Era el mismo sueño, donde estábamos bailando en un salón, solos con nuestras miradas conectadas y pies sincronizados para ejecutar la pieza de baile que resonaba alrededor, era la misma escena solo que a veces los escenarios cambiaban, pero Utta siempre llevaba esa enigmática máscara que tapaba la mitad de su rostro. Cuando despertaba anotaba los detalles del sueño.

Era muy pronto para decir que me enamore, pero no voy a negar que me atrajo bastante, él siendo tan caballeroso conmigo y misterioso a la vez.

━━ Charlotte.

Ahora que lo recuerdo, bailaba bien, no se porque esperaba que me pisará los pies.

━━ Charlotte, si estás despierta habré la puerta.

Otra vez con ensoñación y no escuchar a los de mi alrededor, me levanto de mi cama y camino a hacía mi puerta, al abrir era mi Nana.

━━ Charlotte, querida te llamé varias veces, ¿Que hacías? ━━me dijo ya cuando estaba adentro.