5. Emiliano

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"Actúo siempre -por más que se me diga y sean cuales fueran mis propios desalientos- como si el amor pudiera un día colmarme..."

El domingo posterior al partido tenemos el día libre. Era algo bastante habitual después de jugar y si había varios días antes del próximo encuentro, como en este caso. Normalmente en las concentraciones no hacemos mucho más que estar entre nostros y entretenernos. Jugar al truco, la play, tomar mates y hablar al pedo. Pero últimamente yo ando algo inquieto, y hoy cuando me desperté sentí que necesitaba salir del predio, así que después de pasar unos minutos convenciendo al cuerpo técnico que dejarme ir no era una mala idea decidí que iba a aprovechar el tiempo libre yendo a ver un partido. Este mundial es perfecto para eso, ya que se los estadios no están tan alejados como se acostumbra.
Hoy juegan España-Alemania, un dúo que promete ser interesante. A parte, nunca está de más estudiar a la posible competencia.

Cuando llego al estadio me indican una puerta distinta para entrar, ya que iba a estar en un palco preferencial. La verdad es que llegué con el tiempo justo al partido, así que me apuro a buscar un asiento. El lugar está medianamente lleno con gente de varios países, algunos son periodistas. Yo trato de esconderme un poco bajo la gorra que me puse esta mañana.

Veo cómo ambos equipos salen a la cancha y en unos minutos están sonando los himnos. Yo me distraigo un poco con el celular, viendo que tengo varios mensajes del grupo del plantel. Mayormente boludeces.

- ¿Quién es tu candidato? - Escucho que dicen al lado mío, con un acento argentino.

- ¿De estos? Alemania. - Responde una voz masculina que creo conocer.

Giro la cabeza hacia mi derecha y veo una pareja sentada. Ella me da la espalda pero yo me quedo colgado mirándola. El pelo castaño, el cuerpo...

- ¿Ana? - Hablo fuerte, llamándola.

Ella se da vuelta, sorprendida, y me mira. Por un momento, no reacciona. Pero de repente me sonríe y me quedo paralizado.

- Hola - Me dice, con la mirada dulce.

Se acerca a a saludarme y veo que se inclina para darme un beso. Yo, aún un tanto hipnotizado, me doy cuenta de su acercamiento y rápidamente me inclino para igualar su altura y devolverle el gesto del beso en la mejilla.

Cuando nos separamos, ninguno dice nada. Los dos nos quedamos mirando sin prestar atención alrededor. O por lo menos yo me siento así, imposibilitado de mirar hacia otro lado.

- Ah, Dibu, qué sorpresa. - Dicen por detrás de ella.

Miro por encima de su hombro y me encuentro con Gastón. Eso me saca un poco de mi estado. Me dirijo a él ahora y le doy la mano.

- ¿Todo bien, loco? - Saludo.

- ¿Qué haces acá? - Escucho su voz.

Miro hacia abajo y nuevamente me encuentro con sus ojos.

- Necesitaba salir un rato y bueno, me vine para acá. Además, está bueno ver cómo juega el resto.

No puedo evitar hacer una mueca alegre cuando le hablo.

- Vení, sentate con nosotros. - Me invita Gastón.

Los tres nos acomodamos uno al lado del otro, dejando a Ana en el medio. El partido ya había empezado hacia varios minutos, pero no es que le haya prestado demasiada atención.

Ellos dos alternan entre mirar el partido y hacer pequeños comentarios, como si tomaran nota en voz alta. Yo no podía concentrarme del todo. Estaba demasiado consciente de la presencia de Ana a mi lado. De vez en cuando se movía y me rozaba el brazo, o se reía un poco fuerte y el sonido retumbaba en mi cabeza, incluso podría jurar que si me acerco lo suficiente puedo sentir su perfume.

Fragmento Amoroso | Emiliano Martinez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora