Solo tú y yo.

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Denji pensaba que su suerte con las chicas solo iba de mal en peor; primero, se enamora de una mujer que termina siendo el demonio del control, luego una asesina que trata de matarlo, le tocó los pechos a una loca de dudosa higiene, eso— sin mencionar el número de veces que una mujer lo rechazó o trató de matarlo. ¿Qué mal karma estaba pagando? ¿Era mucho pedir tener la posibilidad de contar con una novia que de verdad lo amase y no terminara jugando con sus sentimientos? Por los dioses, vaya que era difícil.

Un día, antes de salir de la escuela, Denji halló una nota en su casillero que le removió cada fibra de su cuerpo.


«Te veo detrás de la escuela. Tú y yo, a solas. ♡ »


Dios, dios, dios. Al fin una divinidad oyó sus plegarias. El rostro sel rubio se tiñó de carmín de solo imaginárselo, ¿Sería una mujer con grandes senos? ¿Buen trasero? ¿Extremadamente bonita? No había tiempo qué perder y lo mejor de todo es que en la nota pedía que fueran solo « tú y yo ». Al parecer la vida le sonreía una vez más.


Denji se apresuró para ir, asegurándose antes de estar bien presentable, incluso había llevado un pequeño caramelo de menta si es que tenía la oportunidad de besar a la chica.


Ya estaba próximo a cruzar la esquina que lo llevaba detrás de la escuela, la sonrisa en sus labios no podría ser más alegre.


— ¡Ya estoy aquí. Te traje un carame... lo —pausó de golpe, la sonrisa enseguida fue sustituida con un semblate fruncido y desconcertado—, ¿Qué demonios haces TÚ aquí?


— Cielos, Denji, no hace falta que seas tan cruel conmigo —Yoshida tenía una pacífica sonrisa en los labios, incluso tomó el caramelo que Denji tenía entre sus dedos.


— ¡No es para ti, imbécil! Se lo he traído a mi futura novia. Y deberías largarte de aquí, solo estorbas y capaz trates de robarmela —quiso recuperar el caramelo, pero Yoshida elevó la mano y al rubio le fue imposible alcanzarlo.

— ¿Futura novia? No sabía que eras tan popular con las chicas, quizás debería llamarte Denji, el terror de las nenas ja ja —parecía estarlo disfrutando cada vez, la exposición colérica del rubio solo despertaba aún más su interés—, relájate un poco. Después de todo, te pedí que vinieras aquí para divertirnos un rato. Solo tú y yo.

— ¿De qué mierda estás hablando, maldito pulpo? —Denji parecía un perro rabioso, pero a los ojos de Yoshida solo era un cachorro al cual ponerle un bozal por maleducado—, vine aquí para reunirme con una chica que dejó una nota una en mi casillero.

Yoshida pareció sorprenderse un poco, luego soltó una carcajada para luego quitarle la envoltura al caramelo y llevárselo a la boca. Pobre Denji, cuán ingenuo podía llegar a ser a veces.


— ¿Estás seguro de que fue una chica quien te dejó eso? —la sonrisa en los labios de Yoshida no desaparecía, en cambio, una mueca de fastidio adordaba el rostro del rubio.

— ¡Por supuesto! Fue una chica —seguía empeñado, pero ¿Acaso no era obvio?

— No veo a ninguna mujer por aquí. Solo estamos tú y yo, Denji —

— Uhg... —por un momento, la mente de Denji quedó en blanco. Luego cayó en cuenta, ¿Acaso...?

Fu, fu. ¿Lo has pillado? —

— Un momento, pulpo de mierda, ¿No me digas que tú...? —

Y lo siguiente, habría desarmado a Denji, quien solo pudo sentir como su espalda chocaba contra la pared y, de pronto, antes de que profiriera alguna maldición, sus labios fueron asaltados por aquel muchacho. Yoshida le había acorralado con tal rudeza que le era imposible moverse, o tan siquiera hacer el intento de escapar, le sujetó de las mejillas de tal manera que Denji se vio obligado a abrir la boca. Menta, el sabor a menta y el picor se adueño de sus papilas. La lengua de Yoshida se introdujo en la boca de Denji, buscando explorar y juguetear en aquel intercambio viscoso. Si Denji no lo mordió, fue porque no podía salir del estado de shock.


— ¡Qué estás...! —se estaba quedando sin aliento, recién giró el rostro y pudo evadirlo, pero Hirofumi volvió a sostenerlo de la mandíbula. Esta vez con más fuerza.


Y retomó el beso, si es que podía llamarsele así, solo que con más tosquedad. Denji trató de empujarle, pero el de cabellera negra parecía no ceder ante esto. Pensó en golpearle con un rodillazo en los testículos, pero Yoshida se le adelantó. Y de pronto, una rodilla estaba frotándose contra la entrepierna del rubio; lenta y tortuosamente, mientras el beso continuaba sin ser interumpuso. Aire, Denji necesitaba aire. La mente empezó a nublarsele, hasta tal punto en que sintió que se desvanecía. O que se derretía, porque la temperatura empezaba a aumentar en su cuerpo.


¿Debería culpar a la fisiología de su cuerpo? Algo se endureció en sus pantalones. Maldito, maldito, mil veces maldito pulpo. Finalmente, tuvo la oportunidad de morderlo. El sabor a hierro indicó que hasta le había sacado sangre, pero fue la única manera de que Yoshida de apartara.


— Vaya, si que eres salvaje —Yoshida era espectador de un panorama sin igual, Denji acalorado por un beso y algunos cuantos roces en su entrepierna—, ¿Debería morderte yo también?

— ¡No te me acerques, maldita sea! —jadeaba, con un hilo de saliva deslizándose por la comisura de los labios. Y trataba con todas sus fuerzas de retomar el aliento, puesto que la respiración se hallaba entrecortada. Sintió algo en su boca, era el caramelo de menta que hacia poco Yoshida le había robado—, no me gustan los hombres!

— ¿Oh? ¿Por eso estás duro ahí abajo? —justo ahora, la sonrisa se Yoshida parecía la de algún bastardo malévolo.

— ¡No...! —

— No te preocupes, Denji. No le diré esto a nadie. Será un secreto, solo entre tú y yo. —cantó victoria, incluso si había recibido una mordida, se salió con la suya.

— ¡Que te jodan! —un empujón fue lo que pudo darle a Yoshida, porque el intento de golpe fue esquivado enseguida—, me las vas a pagar, cabrón.

— Puedo pagarte por otro beso —

No tenía caso, cada oración de Denji podría ser usada en su contra. Y, con el poco orgullo que le quedaba, dio media vuelta y marchó para largarse muy lejos de allí. Fuera de la escuela. Luego buscaría algún lugar donde dedicarse a atender su erección, aunque ese beso de antez no podía sacarselo de la cabeza. Joder, no le gusta los hombres, aún si se le había puesto dura con uno.

Tú y yo. 吉デン - Chainsaw manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora