Sábado

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Era un hermoso y soleado sábado, Jay descansaba aún en su cuarto siendo la una de la tarde, muy temprano para él, habían pasado dos semanas desde el acontecimiento con los globos, el admirador había aparecido dos veces más dejando regalitos cursis, que causaron cierto enojo en Jay, por lo que el alfa se había dado una gran tarea, descubrir quien estaba intentando cortejar a su chico.

Pero en ese preciso momento su cuerpo se encontraba desparramado sobre las sábanas de delicioso olor, una mano debajo de la almohada, un pie fuera de la sábana y el otro dentro porque sino seria un completo desastre de temperaturas, y claro la boca abierta, durmiendo como un bebé, estando en su parte favorita del día.

-¡Jay, Jungwon está aquí!- el gritó de su madre retumbó en sus oidos y eso que fue hecho desde el piso de abajo.

-Mmm, ¿por qué? - habló bajo mientras se estiraba en su cama y volvía a acomodarse para seguir durmiendo, ni siquiera estaba tan consciente.

A Jay no le agradaba mucho que Jungwon fuera a su casa cuándo se encontraba su familia, y no era porque su novio le cayera mal a alguien, sino todo lo contrario, su familia adoraba a su Wonie al punto de que todos peleaban por quien se quedaría con la atención del omega, cuando era más que obvio que el menor iba a visitarlo sólo a él, algo que parecía romperle el corazón a su familia.

La puerta de su cuarto fue abierta y gruñó por la luz que dió en su cara, poco tiempo después escuchó los pasos acercandose a su cama, de inmediato cubrió su cabeza con las sábanas.

-Jay-hyung~- la voz cantarina de Jungwon se escuchó pero ni se molestó en abrir sus ojos, la hora de dormir es sagrada.

Segundos después sintió como sus sábanas eran apartadas y una especie de besitos babosos o algo asi pasaban por su mejilla, frunció el ceño disgustado mientras los besitos seguían cerca de sus labios, no entendía que era aquello ni porque estaba perturbandolo, ¿a caso Jungwon...?

-Mnm, bebé... ¿Qué?- sintió algo parecido a ... ¿pelos? enseguida escuchó la risa fuerte de Jungwon lo que lo hizo abrir sus ojos con mucho esfuerzo encontrándose con un pequeño perrito cerca de su cara, con los ojos entrecerrados aún hizo una expresión de disgusto.

-¿Que mierda?- se levantó de la cama llevándose la sábana consigo, denotando mal humor, como ha sido gran parte de su día, pero su pijama con diseño de ositos le quitaba la seriedad, incluso a Jungwon le causaba gracia.

-No te molestes hyung, Jaywon solo queria darte amor- el omega sonríe dando un abrazo al perrito haciendolo lucir adorable.

-¿Jaywon?, ¡pusiste a ese perro a lamer mi cara!- exclamó quitando la sábana sobre su cuerpo.

-Y tu pensaste que era yo- dice el menor entre risas -¿no es lindo hyung?, papá me lo regaló.

A Jay no le causaba gracia que un perro haya lamido su rostro pero si le complacia ver al menor tan contento por el animalito, era arte mirarlo asi, con ojitos brillosos y una sonrisa que no se borraba por nada.

-Se llama Jaywon ¿no es lindo hyung?, lo hice con esa intención pero no quería que fuera tan obvio.

-Está bien, me gusta.

-Me alegra que te guste hyung- el menor acercó su rostro hasta casi rozar sus narices -ahora saludame como corresponde.

Jay solo pudo posar sus labios sobre los de su novio ya que en ese preciso instante la puerta se abrió mostrando a dos pequeñines. Los mellizos Park, los terribles y adorables mellizos de la familia. La niña abrió su boca indicando que estaba sorprendida.

-¡Omma, Jay y Jungwon-oppa están haciendo cosas de adultos!- gritó la pequeña cachorrita al ver la escena.

-Oh mi Dios, ¡Jay suelta a Jungwon!, pobre muchacho teniendo que aguantarte calenturiento- el grito de su madre se oyó.

ɴᴏ ᴍᴀꜱ ᴀᴅᴍɪʀᴀᴅᴏʀᴇꜱ - ᴊᴀʏᴡᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora