Un Amor Prohibido (MYA).

CAPITULO 1

Narra Sara:

SaraAaaaaa! Gritó mi mamá desde la cocina.

Ya voy, dije algo adormilada.

Apúrate que vas a llegar tarde otra vez, además el desayuno se enfría, exclamó nuevamente, causando que me tapara con las cobijas en un vano intento de conciliar el sueño.

Solo 5 minutos más, supliqué.

Cuento 3 y llevo 2... despierta de una buena vez.

Okay, okay, ya voy, dije mientras abría los ojos, solo que me distraje con el hermoso póster que tenía frente a mí y terminé cayendo de la cama.

Auch, me quejé.

Esta soy yo, Sara. Una chica normal con una vida total y completamente normal y aburrida. Vivo solo con mi mamá; papá nos abandonó cuando yo todavía no había nacido, y lo más cercano que tengo a unas hermanas son mis mejores amigas Jasmín y Nicole. No sé qué haría sin ellas.

Jasmín, al igual que Nicole, se caracteriza por ser una de las chicas más leales, dulces y sinceras que conozco. Y si quieren saber quiénes son los causantes de que despertara de esa forma tan humillante y vergonzosa, es simple; todo es por culpa de ellos, mis amores platónicos, los guapos y talentosos MYA; de hecho, Jasmín y yo somos las orgullosas presidentas del club de fans en la escuela, y quizás solo somos tres integrantes, pero supongo que algo es algo, ¿no?

En realidad, las fans somos ella y yo. La tercera integrante, Nicole, aunque costó un poco convencerla, no se pudo resistir cuando nos enteramos que el remix de Suelta, Sola y Tranquila sería con CNCO.

Estaba revolviendo mi ropa buscando qué ponerme hasta que escuché la puerta.

Ya voy, mamá, dije, pero nadie respondió, sólo volvieron a tocar.

Dame 10 minutos, insistí sin obtener respuesta.

Cómo que mamá, mencionó cierta chica de cabello negro y ojos azules la cual me sorprendió verla tan temprano en mi casa.

Jasmín?

Obvio, y no vine sola.

Holiis, saludó mi otra amiga quien se encontraba junto a ella.

Hola chicas, pasen, ¿qué hacen aquí?

¿Qué, ahora tenemos que pedirte permiso para venir?

No, no es eso, sólo que no sabía que vendrían.

¿Ahora no podemos visitar a nuestra amiga?

Chicas, yo...

Cálmate, sólo era una broma.

Sí, sólo veníamos a buscarte para ir juntas al colegio, ¿ya estás lista?

Algo así, digamos que todavía no sé qué ponerme y, bueno, mi armario está un poquito desordenado.

¿Un poquito? Parece que pasó un huracán por aquí.

¿Me podrían ayudar, por favor?

Con la ropa sí, pero con tu clóset tendrás que organizarlo tú. Además, ya se está haciendo un poquito tarde.

Está bien, dije con cara de perrito triste.

Después de que elegimos la ropa tomé mis cosas y cuando ya estábamos en la puerta recordé algo.

No puede ser, solté de sorpresa.

Me perdí, ¿qué pasó?

Tengo que desayunar, mi mamá lo dejó en la... Me sorprendí al ver a la ojiazul comiendo algo. ¿Qué comes?

Amiga, si tu mamá lo dejó en la mesa creí que era para mí.

¿No desayunaste?

Sí, sólo que me dio hambre por el camino y tu mamá casi siempre nos cocina, pero bueno, no importa.

Genial, ¡ahora me quedé sin comer!, exclamé dramáticamente.

Tranquila, desayunarás en la escuela, ahora vámonos.

Nicole tiene razón, llegaremos tarde, mejor nos vamos.

Okay, okay, como digan.

Después de despedirnos de mi mamá, nos fuimos al colegio que, por suerte, no queda tan lejos, sino como a unos 15 minutos de donde vivimos.

Y sí, antes de que se lo pregunten, todas somos vecinas y mejores amigas. La verdad, estaba segura de que ese día sería como cualquier otro, pero lo que no sabía era que, a partir de ese día, nuestras vidas cambiarían para siempre.