...Continuación y matarile.
—Dime la verdad, Jisoo Ruperta, ¿me quieres termi... terminar? —le costó un mundo soltar aquello, le tembló hasta la voz. Y casi llora, y más al notar a la otra callada, ni se espabiló con tal suposición de la catira.
—Rosé, yo... Técnicamente sí, pero yo...
—¡Lo sabía! —gritó a los cuatro vientos. Como será que tal fue el grito, que una clienta iba entrando y cerró esa puerta con cuidaito y salió manda calle abajo del susto instantáneo—. ¡Es que lo sabía! ¡Mardito Maduro porque sí!
—Pe-pero, Rosi, mi amor... —se acercó sigilosa tanteando con tomar la mano de la otra, pero que va, no pudo cuando ésta le lanzó un manotazo—. No te alteres. Déjame explicarte...
—¡Explicar un coño, chico! ¡¿Qué explicación puede tener que me termines? ¡¿Ah?! —le gritó a la otra en la cara, que estaba que se metía debajo de una mesa—. ¡Ninguna, ¿verdad?! Porque he sido una mujer fiel a ti, a ti Jisoo Ruperta que pensé como una güevona, que me amabas de verdad.
De la arrechera y el dolor mezclados, soltó esas lágrimas porque ya no las podía detener, que va, estaba demasiado herida. Es que ni cuando se enteró que toda su familia era chavista y la disfrazaron de Chávez una vez de pequeña en los carnavales, le dolió tanto como lo de ahora.
Se inclinó en una pose de "mame, cuanto cobras así"; con su culito en popa, su estómago apoyado del filo de la mesa y su cara encajada de su mano, para echar sus hipidos con gusto. Es que no quería ver a la que ya consideraba la peor persona, porque más arrechera le iba a dar, ¿y por qué?
¡Coño, porque la ama!
Es que ese par había pasado por mucho para poder ser pareja, tú me entiendes, que si la familia que es bien pecadora pero no acepta que su hija sea cachapera, como es el caso de Jisoo Ruperta. En cuanto a Rosé, solo dijo, y cito: "Ah no, si yo acepté que sean unos chavistas, ahora arrepentidos, déjenme a mi comer cuca si es lo que quiero". Sí, ella es así.
Después de eso, bueno, les costó un mundo establecerse. Es que, qué les digo, ese par iba en serio, porque hasta una casita muy modestica tenían. Rosé aprovechó que uno de sus tíos partió en la época de "Me voy del país", y le dijo que le dejara esa casa que ella le pagaba con cuotas. Mismas cuotas que él le mandaba en remesas. Poco a poco, entre las dos, amueblaron esa casa, la familia de la catira echó su ayudaita ya que, por lo menos su papá, trabajaba para el gobierno y tenía sus contactos. Y su mamá PTJ, pues tenía sus mañas y le ayudó con corotos robados, prácticamente.
Solo así se tienen esas cosas, porque el pendejo pela bolas. ¿O no?
Hasta que bueno, la flaca le echó pichón y, de un puestico de planchar cabezas, hacer uñas y toda esa verga en su casa, logró alquilar su propio local. Cabe destacar, que Jisoo también le echó su manito en su sueño. Con lo que podía ya que ella si le entró a los estudios en ingeniería informática, y zas, palanqueada en un centro de CANTV, donde lleva dos años trabajando.
Ahora yo me pregunto y ustedes también con todo lo relatado, ¿qué llevó a Jisoo a terminarle así de feo a la flaca? Es que no me cabe en la cabeza ni a Rosé tampoco.
No, mentira... A Rosé si le empezó a caber en la cabeza esa idea. Y es que tú me dirás, cuando una gente te termina y no tienes una explicación clara que te incluya como culpable, te empieza a heder a terceros. Y sí. A Rosé le hedía bien feo y piche el asunto, y aunque le doliera ese motor del cuerpo arrechamente, se volvió mirando feo a la pelinegra que jugaba con sus manos nerviosamente.
—Ya yo sé por dónde es que va esta vaina, Jisoo...
—Flaca, pero déjame explicarte un asuntico —señaló alzando su mano, casi juntando su dedo pulgar con el índice para hacer énfasis—. ¿Sí?