Capítulo 2. Eres un pendejo.

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—A ver Paco Memo, ¿cómo te fue en tu cita?

Andrés mira de reojo a su amigo que está concentrado en la pantalla mientras presiona los botones de su control con algo de fuerza.

—Pues estuvo chida, me pedí unos churros rellenos.

—No mames cabron, ¿fue lo único interesante de la pinche cita o que?

Memo ríe y se pasa una mano por el cabello para quitarlo de su frente.

—Pues que quieres que te diga wey, es lindo, pero no es mi tipo.

Guardado voltea los ojos y suelta el control cuando pierde contra el rizado.—Lo dijiste desde el inicio y aún así fuiste.

—Tengo que hacer la tarea, no andes mamando.— Dice levantándose del suelo y tomando su mochila del sillón para ir a la pequeña barra de la cocina que había en su departamento.— Además, a ti te vale madres, fue una cita, no salio bien ¿y eso que?

—Bajale a tu humor Francisco, yo enojado nunca te hablo feo.— Andrés señala a Memo y hace cara de ofendido.

—No seas mamón.— Dice con molestia abriendo su computadora.

—¿Por qué vienes de malas? ¿Otra vez te quieres chingar al Kevin?—Guardado se levanta del piso y se dirige a la cocina.— Ya te dije que ese morro si quiere bien al Diego, van empezando su carrera, son bien hormonales a esa edad, de seguro ya hasta se manosearon y andas de papá celoso.

—¡Cállate pendejo! ¡No es por eso!

—¿Entonces que pedo Paco? ¿Que te traes?

—Pues que hiciste que me acordará de lo que pasó hoy.

—Si como soy un pinche adivino.— Se queja.— ¿Quieres una Maruchan?

Memo levanta la mirada y se queda pensando.— Si pero la de habanero.

—No pendejo, yo las voy a hacer, la de habanero es mía, mejor dime porque andas de malas.

Quita el plástico de los recipientes de unicel y levanta la tapita de cada una para poder vertir el agua y llevarlas al microondas.

—Lio.

Andrés se queda congelado y deja la jarra que llevaba en la mano en la barra y levanta las manos.

—¡AL FIN LO NOTO SEÑOR, GRACIAS POR ABRIRLE LOS OJOS!

—¿Notar que?— Pregunta Memo poniéndose sus lentes y mirando a su amigo con rareza.— Medicate.

—¿Le pediste una cita a Lio?

—¿Por qué le pediría una cita a Lio?

—¿Por qué...te gusta?

Ambos se quedan mirando. Ninguno sabe en qué momento la plática termino ahí.

—No me gusta Lio.

—Hazte pendejo, si se te nota luego luego.

Memo chasquea la lengua y vuelve a sus apuntes.— Lo conocemos desde hace como un mes.

Guardado asiente.— Y parece que dependes emocionalmente de el, se fue una semana a Argentina, y el señorito amsiedad entro en crisis.

—No dependo de nadie que no sean mis padres, y eso solo por el dinero.

—Te voy a dar una de las razones por las cuales yo tengo razón y tú no.— Se acerca al rizado y cierra la computadora.

—No mames wey mi tarea.

—Ni la ibas a hacer, te ibas a hacer pendejo.

—A ver, suelta tu mamada.

First Date - Mechoa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora