Habiendo diferentes solicitudes de personajes me pongo a hacer lo que no me han pedido, jejejeje, aunque en realidad no sé si alguien haya comentado esta sugerencia y yo no haya leído el comentario, pero por si alguna vez te lo preguntaste, estos son mis headcanons de Nanami kento como yandere.
Hablando de personajes irresistibles, este es uno para mí
¡hice un escenario chiquito como mi cerebro!, lo escribí en tercera persona, espero que no les moleste.
Ah! Ah! Feliz año nuevo, chiquillas.
PD: headcanons picanteeeeees
Terminando y publicando, no revisé errores ortográficos como siempre XD
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Otra vez la miraba con dureza, aunque no podría descifrar exactamente lo que sus oscurecidos ojos sentían: ¿irritación?, ¿celos?, ¿enojo?, sí, seguramente era eso, o quizá todos juntos, pero, ¿su enojo era con ella o con el tipo desconocido que sin vergüenza alguna le pidió su número de teléfono en el restaurante en tanto él iba al baño?
La había dejado sola en la mesa mientras él se dirigía a los cubículos masculinos para lavarse las manos, no tardó, lo hizo rápido, sin embargo; el minuto que utilizó para asearse fue suficiente para que el tipo a tres mesas a la izquierda, que se notaba que había bebido unas buenas botellas con sus colegas, se parara y le preguntara el número de teléfono a su mujer. Después de obtener una respuesta negativa "no le doy mu número a extraños" (y no insistir tras el abucheo de sus amigos) se regresó a su sitio rápidamente.
En cuanto Kento regresó a la mesa, momento exacto en que el hombre regresaba a su sitio, tomó la mano de su pareja y sin hablar le besó el dorso de la misma de manera un tanto autoritaria.
Ella pensó que "todo está bien", pero en cuanto los dedos del rubio se deslizaron a su muñeca y la apretaron con ligera fuerza, aquello se transformó en una pregunta: "¿todo está bien?"
— ¿Qué quería? —le cuestionó volviendo a besarle la mano, mientras examinaba su rostro palidecido.
— Nada —respondió lo más tranquila que pudo.
— ¿Qué quería? —volvió a preguntar, más serio que antes.
—... Mí número telefónico.
El rubio la escuchó con calma, aquello se lo esperaba y a los segundos, atrapó con su otra mano, la derecha, el mentón redondo de la fémina, rozando mínimamente el labio inferior de la fémina con su pulgar.
— ¿Se lo diste? —interrogó mirándola a los ojos, sin dejar la presión que ejercía en su muñeca.
— No —respondió rápido.
Él asintió depues de escuchar su corta declaración, la soltó: tanto de la muñeca, como del mentón, dejando que ambos pidieran la cuenta, pues justo habían acabado su cena.
Al levantarse, después de haber pagado el consumo y la respectiva propina, el hombre acomodó una de sus manos al rededor de la cintura de la mujer, acompañándola hasta llegar al automóvil, donde él, como siempre, ocuparía el puesto de conductor y ella el del copiloto.
Antes de arrancar el auto, Kento la llamó, mostrando neutralidad en su tono de voz, y en cuanto ella volteó a verlo, sus manos atraparon sus mejillas, jalándolas hacia él, para besarla de manera profunda. Ella, por supuesto, le siguió; sus labios se entrelazaron e intercalaron en cada movimiento, produciendo un cosquilloso sonido que les llegó a los oídos.
Él labial rojizo que la mujer estaba ocupando, manchó los labios de su pareja, tan solo un poco. Kento envió sus dedos al cabello y nuca de la muchacha.
