parte unica.

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¿que vas a hacer tan sola hoy? - viejas locas

Pablo caminaba tranquilamente por las calles de Buenos Aires, su mente decidida a llegar a su casa y poder dormir después de los entrenamientos de toda la semana.

Los autos pasan, un par de personas le chocan el hombro, un bebé llora en su cochecito, pero lo único que hace Pablo es mirar al frente y soñar con su cama.

El sueño le dura poco, porque una fuerte bocina lo aturde y saca de sus pensamientos. Esto es seguido por gritos, voces familiares que se transforman en las caras conocidas de sus compañeros apretujados dentro de un auto que conduce ni más ni menos, Lionel Scaloni.

"¡Payasito!" grita este y Pablo no puede no revolear los ojos para seguir caminando y no darle importancia, "No te ortives, Aimar, nos vamos de joda en un rato, vení con nosotros."

La voz de Scaloni hace que Aimar comience a enojarse, su tono sobrador y su sonrisa confiada lo vuelve loco.

Si fuera un dibujito ya tendría humo saliendo por sus orejas.

"Paso, Scaloni," su respuesta es seca, llena de un veneno vil que le cubre la lengua.

"Vos te la perdes," dice el mayor antes de reír seguido de sus compañeros y pisar el acelerador, siguiendo su camino mientras esquivan autos yendo más lento.

Pablo suspira, preguntándole a Dios que hizo para merecerse el cruce con su compañero que banca poco y nada fuera y dentro de la cancha.

Sus actitudes son altaneras, su aire de superioridad lo vuelve loco a más no poder.

Debe aceptar que quizás un poco lo entretiene, lo llama de una manera casi masoquista, pero se niega a caer en sus trampas.


Pablo llega a su casa y tira la mochila en el piso, cansado de tanto caminar. Arrastra sus pies hasta la heladera para agarrar una bien merecida bebida y se tira en el sillón, el sueño casi venciéndolo hasta que suena el teléfono de línea.

Rezonga, se queja en silencio y pregunta a los aires por que nadie lo puede dejar tranquilo.

"¿Hola?"

Ahí es cuando escucha la voz de Román y sabe más que bien que no tiene la mejor de las intenciones cuando le dice que tiene una propuesta. Igualmente, escucha con atención para luego quejarse un poco más y ser persuadido por su amigo a que salgan esta noche.

"Bueno, pero nos quedamos un rato nomás."

Las luces del boliche ciegan a Pablo al entrar, la música fuerte retumbando en su pecho antes de adentrarse junto a su amigo a buscar la primera botella o lata o cartón de cualquier bebida que encuentren.

Pablo pensaba ponerse borracho y sentarse en un sillón hasta que Román termine de chamuyarse a la mina que vino a ver para luego irse y poder descansar.

No contaba con que no había ningún sillón en el lugar y que Román lo obligaría a bailar y segundearlo con una amiga de la chica.

Poco a poco, se emborrachó y soltó su tenso cuerpo al ritmo de la música.

No le queda otra.

Mientras las melodías se entrelazan con el humo de pucho y las luces de colores, Pablo baila con un grupo de conocidos para después separarse un poco sin darse cuenta y ser tomado de la cintura por alguien que se posiciona tras él.

En su estado de ebriedad sigue bailando sin darse vuelta, dejando al desconocido seguir su ritmo.

"No sabia que bailabas tan bien, Payasito," dice una voz directo en su oído, el tono es el mismo de siempre, el de Lionel Scaloni, "Al final viniste."

Pablo se da vuelta sorprendido, el alcohol en su sistema resaltando las facciones de Scaloni bajo las luces y recordándole que quizás eso que lo entretiene por más que Lionel sea insufrible es lo atractivo que es.

Lo escanea de punta a punta, desde sus labios hasta la botella de cerveza que tiene en sus manos hasta los jeans un poco muy apretados que tiene puestos.

"A la fuerza," dice Aimar, intentando salir a flote de los pensamientos que lo ahogan en su cabeza.

"A la fuerza o no, me gusta que hayas venido."

Pablo levanta una ceja, intrigado. Nunca en su puta vida se hubiera imaginado que Lionel iba a estar contento con su presencia.

"Decime," el opuesto se acerca, con ojos oscuros y una sonrisa después de fondear su birra, "siempre estás así de lindo?"

El cordobés se queda duro, traga saliva nerviosamente y su nuez de adán lo delata.

"¿Te puse nervioso, Aimar?" su tono es característico, la confianza que derrama con cada palabra que dice y cada acción que hace llenando el estómago de Pablo con algo inexplicable.

No se da ni cuenta cuando él lo toma por la cintura, pegándolo más a él mientras bailan inconscientemente al ritmo de la música.

Están borrachos, Pablo, mañana se van a olvidar de todo, se recuerda.

Toma sus propias palabras y comienza a relajarse en los brazos del chico, mandando toda dignidad que le queda dentro para disfrutar algo que le está gustando un poco demasiado.

"Seguime," ordena Lionel mientras le agarra la mano y no le da tiempo a contestar o reprochar (cosa que Pablo no iba a hacer).

Ambos llegan a un baño, sorpresivamente vacío y sin cola para ir. Lionel los encierra a ambos, rápidamente estampando a Pablo contra la puerta y acercándose con cautela a sus labios. Estos no se tocan, pero están rozando peligrosamente.

"Que lindo que sos, Payasito... esperé tanto tiempo para poder tenerte así de cerca."

Pablo vuelve a tragar saliva antes de que la boca de Scaloni ataca su cuello y le saca un suspiro.

"Veo que vos también, ¿no?" Lionel ríe entretenido, ahora adicto a cómo se sienten tan cerca y como Pablo suspira y jadea.

"Lionel," es lo único que sale de la boca de Pablo, completamente atontado y consumido por el erotismo de la escena.

"¿Qué pasa, Aimar? ¿Querés algo?"

Scaloni rie contra su cuello y vuelve a mirar hacia él, su mirada desviándose a los labios mordidos de Pablo.

"Que me beses, que me toques, por favor," dice y se siente patético, rogando por un poco de lo que muchos y muchas quieren de su compañero.

"Quién lo hubiera pensado, Pablo Aimar me ruega a mi que le de un poquito de atención," Scaloni está divertido, completamente entretenido por como Pablo básicamente se deshace en sus manos expertas.

Sin más preámbulos, Lionel lo besa fuerte y con pasión, mojado y con ansias. Claramente Pablo lo continúa con placer y sed de sus labios, de su tacto y atención.

Ambos se besan y tocan sin importar los golpes en la puerta de alguien que quería pasar, extasiados y emborrachándose el uno con el otro.

hola soy una trastornada y no me podía sacar esto de la cabeza, disfruten.

este va para mi nueva bestie que me inspiró a escribir esta demencia t amo pastayalcohol

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2022 ⏰

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¿que vas a hacer tan solo hoy? // aimar x scaloniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora