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Tiara Skovbye - Doreen Cullen

No es personal, odio a todos los que no sean mi familia

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No es personal, odio a todos los que no sean mi familia.


Doreen, conservaba la apariencia de una joven apenas llegando a los diecinueve, nació el 8 de julio de 1886, una trágica historia.

Su padre siempre la llevaba con él. Las monedas de las que tanto presumía eran conseguidas a través de su hija que la prestaba a cualquier hombre que pagará por ella, ese círculo repugnante inició apenas ella cumplió los catorce y su madre dejó el plano terrenal.

Las lágrimas y gritos nunca faltaban cuando se la llevaban a rastras pero a su progenitor nunca le importó ni siquiera un poco.

Ella nunca le importó.

A la edad de dieciséis, quedó en cinta de uno de los clientes frecuentes de su padre, este la hizo abortar con ayuda de dos médicos cuando notó que su período no llegaba, era atada con cadenas durante la noche en un frío cuarto que apenas tenía una cama con la intención qué está no tratará de huir.

¿Cómo podría? ¿A donde iría? ¿Si quiera Doreen lo había pensado? No, nunca lo había hecho.

Temblaba todas las noches mientras lloraba, odiaba su vida, se sentía asqueada de solo recordar a los hombres encima de ella, como si fuera una simple muñeca mientras estos sudaban y dejaban caerse encima de ella.

Pero así fue como lo conoció, en un día tan horrible cómo cualquier otro.

Estaba a un lado de su padre sujeta por este de la muñeca, la nieve caía y el frío calaba sus huesos, en verdad lucia más pequeña de lo que su edad decía.

—¡Deja de temblar!

Asintió sobando sus brazos tratando de entrar en calor, a lo lejos vio como un hombre rubio la observaba. Esta desvío la mirada y su padre lo notó, camino a él con pasos firmes y una gran sonrisa.

—¿La quieres?

El hombre alto enarco una ceja, la joven levantó su vista negando desde atrás, su mirada suplicaba que dijera que no, le dolía su cuerpo del día anterior, esperaba que hoy nadie pagará por ella.

—Tres monedas y es tuya por dos horas, pero si quieres un poco más, cinco monedas por cuatro, ¿Qué dices?

—¿Eres su padre?

—¿Eso que importa?

—No creo debas tener a tu hija en ese estado —lo miro con seriedad.

—¿Hija? —carcajeo tan alto que llamó la atención de la gente al rededor —. Es una puta, no la veo como mi hija, si no vas a pagar por ella, no espantes a mis clientes.

Levantó las manos al aire, como si olvidará la razón de porque no movía su mano.

Doreen por primera vez sintió el aire circular en aquella zona, se sentía..... Bien, cómo nunca antes lo había experimentado, quería seguir sintiendo aquello, alejarse de él, dio una última mirada para después echarse a correr lo que le permitirían sus esqueletudas piernas.

Obviamente la falta de alimento le evitó huir por completo, por más que gritara "Ayuda", nadie se la brindaba. Su padre cayó encima de ella haciéndola golpear con una roca, puso sus manos sobre sus cabellos, la rubia ya comenzaba a llorar, sabía lo que le esperaría en cuanto llegará a casa.

—¡Ahora si no te salvas! —El hombre salió volando en cuanto terminó de hablar.

Llevó su mano detrás de su cabeza, había un liquido manchando sus dedos. Ahora todo le daba vueltas, no sabía si era por el frío, hambre o el golpe.

Tal vez la mezcla de todo ello.

Cuando estaba a punto de cerrar los ojos vio al mismo hombre de hace un rato.

—¿Estás bien? —trató de hablar, pero su voz no salía —. Me llamo Carlisle, puedo ayudarte si me lo permites.

Ella asintió tan leve que pareció no mover la cabeza, este de inmediato notó el golpe, no iba a sobrevivir.

La vida hasta ahora era horrible, de eso no había dudas pero entre recuerdos dolorosos apareció una luz, el recuerdo de su madre besando su mejilla con una gran sonrisa pareció opacar lo demas.

Y despertó...... Nuevas sensaciones recorriendo su cuerpo, le imploraba a gritos una sola cosa: sangre. Al mirar su reflejo noto que la apariencia aniñada gracias al mal trato ya no estaba, así como las cicatrices en sus brazos y piernas, lucia como alguien normal, alguien cuidada y amada.

Se quedaron un poco más en su lugar de nacimiento esperando controlar su interior, al acostumbrarse a lo que era de inmediato regresó a su hogar si era que se podía llamar así, su progenitor estaba con dos botellas a su lado en un profundo sueño, sueño del que no despertaría jamás.

Sin esperar, lo desmembro con lentitud deleitandose con sus gritos.

Comenzó con su cabeza, la arrancó de un solo tirón, después sus brazos y como si no fuera suficiente: sus dedos, uno por uno, articulación por articulación.

Una parte de si misma se sentía horrible de hacer aquello, ¿qué pensaría Carlisle de ella? ¿Seguiría queriéndola a su lado? Aprovechó su ausencia pero sabía que tendría que dar una explicación en cuanto lo viera.

La habitación estaba llena de sangre, incluso chorreaba de una de las paredes, se puso de pie caminando sobre el. Rompió el candado sacando lo único que quedaba de su madre, una fotografía junto a un pañuelo y un espejo de plata: las únicas pertenencias que sobrevivieron de ella.

Salió de lacasa, su cuerpo goteaba la sangre del hombre ya que ninguna sola fue su alimento, de solo pensarlo la asqueaba. Al levantar la vista vio al hombre que más frecuentaba verla, sonrió y tal como su padre, comenzó a tirar sus restos mientras caminaba.

Solo así su alma de niña parecía ser recompensada un poco por todo lo que sufrió, sin tener en mente que todo ese dolor se olvidaría en cuanto conociera lo que significaba, familia.

Re subida: 8 de Agosto del 2024( un año después, lo siento)

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Re subida: 8 de Agosto del 2024
( un año después, lo siento)

Regrese y con nueva portada. 🥳

Enemies | Crepúsculo ½Donde viven las historias. Descúbrelo ahora