Suffering | Kookv

Mentir - Engañar

La noche era media mente tranquila para el castaño que estaba en su habitación, esperando por su esposo, el cual ni siquiera se había dignado en enviarle un mensaje cómo solía hacer antes cuando se quedaba en juntas de trabajo o cenas con jefes y personas importantes, su pecho dolía mientras que miles de pensamientos intrusivos le invadían, su cuerpo temblaba levemente mientras se repetía a si mismo que todo está bien, que su esposa está bien y llegará en cualquier momento.

Se mentía así mismo, sabiendo que las cosas ya no eran como antes, que Jungkook había cambiado, no solo la hora a la que llegaba a casa, también en su trato con Taehyung, la atención, las caricias, los besos, el ambiente era completamente diferente al que recordaba y estaba acostumbrado, le dolía de sobremanera imaginarse miles de situaciones donde Jungkook le dejaba por alguien mejor, alguien más bonito, más joven, más atractivo...

La puerta de la casa de escucho, cerrando de un portazo y Taehyung no dio cuenta cuando Jungkook llegó se recostó a su lado, no se dio cuenta cuando Jungkook comenzó a hablarle frenéticamente, intentando llamar la atención del menor.

Jungkook miro a su pareja, quien solo mantenía su mirada fija en algún punto muerto de la habitación, el chico se veía mal y no se dio cuenta del mal estado en el que estaba hasta que se acercó al rostro ajeno, mirando las notables ojeras, labios partidos, piel maltratada y una mirada vacía, obscura y triste, haciendo que algo muy en si interior de revolvió, causándole culpabilidad por el estado en el que se encontraba su esposo, carraspeo incómodo ante la situación, sin saber cómo reaccionar realmente, sin saber que decir.

Finalmente optó por tomar al menor de mis hombros y sacudirle levemente, llamando su atención, – ¿Amor? Llevo diez minutos hablándote –. Jungkook hablo tranquilo mientras sonreía levemente, llamando aún más la atención del castaño quien ya lo mirada, causandole una sensación extraña en su pecho, – ¿Pasa algo? –. El pelinegro solo podia apreciar el rostro serio de Taehyung, no había expresiones, sus ojos no expresaban nada.

– ¡Kookie, amor te extrañe! –. Finalmente el menor había reaccionado ante Jungkook, lanzandose contra el mientras sonreía con alegría y preocupación, había estado toda la noche esperando a Jungkook y no podía sentirse más feliz al tenerlo cerca de el, aún que el mayor no dejo pasar el comportamiento del castaño, decidió dejarlo pasar, ya abría tiempo para hablar de eso.

– ¿Donde estabas? Tonto, te espere toda la noche, me tenías preocupado y abandonado –. El castaño abulto sus labios, formando un pequeño puchero, dejando pasar lo que había ocurrido antes y su estado, por qué si no decía nada, todo segura igual ¿Cierto? Es algo que ha aprendido con el pasar del tiempo a sabiendas de que eso no era correcto.

– Lo siento amor, esaba en una cena de trabajo y no tuve tiempo para avisarte –. Jungkook miro al chico, analizándolo una vez más antes de atraerlo a su cuerpo, recostandose junto con el, sus manos bajaron hasta las caderas del castaño, tomando con posesión mientras que recarba su mentón en la cabeza ajena, cerrando los ojos poco a poco.

Taehyung sintió sus ojos cristalizarse, su respiración se aceleraba a medida que pasaban los segundos, sintió como su cuerpo comenzaba a temblar mientras sollozaba en silencio, sin querer alterar al pelinegro; había algo que Taehyung notó, no era tonto y sabía de lo que se trataba, el labial rojo en el cuello de la camisa de Jungkook y el olor a perfume de mujes le hiz darse cuenta del gran engaño en el que vivía, si era sincero, tenia ganas de morir en ese momento, quería enfrentarlo y decirle lo mucho que lo odiaba por haberlo traidiconado de una manera tan descarada para después desaparecer de su vida, pero tan solo se limito a llorar entre los brazos del pelinegro quien ya se habia quedado dormido hace algunos minutos.

Taehyung suspiró, levantó su mirada, viendo fijamente a Jungkook mientras pensaba en todo el dolor que le estaba ocasionando toda esta situación. Después de varios minutos, cerró sus ojos, decidido a dormir y poder escapar al menos unas horas de la horrible realidad en la que vivía.