Parte Única

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Poco después de la cena, la familia Forger se encontraba en su salón observando como la más joven disfrutaba de su serie de espías favorita, Spy Wars.

La niña enloquecía cuando el protagonista lograba conseguir su objetivo, justo como su padre adoptivo Loid Forger, o Twilight (como su verdadero nombre). Él en su día a día también era un espía intrépido conocido por muchos, pero claro ella debía disimular respecto a la identidad de sus padres. Sí, has oído bien, padres. Su madre adoptiva Yor Briar, ahora Forger, también tiene una falsa vida laboral, ya que ella en realidad es una sicaria que trabaja bajo el nombre de Thorn Princess (Princesa Espina), quiere decir que gana dinero en base de matar personas que le mandan. Y ahora te preguntarás, ¿por qué debe esconder esta verdad? Pues cierto es que los jóvenes padres no saben que su hija adoptiva se trata de una telépata, es decir, la pelirrosa puede leer las mentes de cualquiera y es la única que sabe las identidades de cada uno. Además, todo se trata de una estafa. Ni Yor ni Loid están casados por amor, ni Anya tampoco es su hija biológica.

No obstante, esa no es la historia que vengo a explicar, ya que no me pertenece.

Simplemente vengo a contar una hermosa situación más en la vida de esta farsante familia que con el paso del tiempo, se vuelve cada vez más real.

Así que, como antes dicho, los integrantes del hogar estaban relajándose en sus últimos momentos antes de ir a descansar, ya que el nuevo día no tardaría en llegar.

- Anya, el capítulo de hoy ya ha terminado. A la cama - ordenó el rubio.

- Cinco minutos más papi - rogó la niña.

- Anya, hazle caso a Loid. Mañana tienes que madrugar para ir a la escuela - continuó Yor, la madre de la familia.

- Pero mami...

- Ni papi, ni mami. A la cama Anya - continuó él.

- Ya voy... - La niña procedió a despedirse de Bond, su compañero canino (que por añadir más contenido, predice el futuro, en fin, era el destino), para después dirigirse hacia su respectiva habitación resignada. Cuando de repente, retrocedió gritando y con lágrimas en sus grandes ojos verdes. - ¡Papi! ¡Mami! - Alarmó a la joven pareja.

- ¿Qué ocurre Anya? - se acercó la menor abrazando a su madre. Acto seguido, la morena la acogió en sus brazos.

- ¡Un monstruo! ¡Hay un monstruo en la habitación de Anya!

- ¿Un monstruo?

- No puede ser... - Loid se puso serio y comenzó a acercarse al cuarto de la pelirrosa, mientras Bond se adelantaba poniendo en guardia sus sentidos y empezando a gruñir hacia la puerta. ¿Acaso los habían descubierto? Cada miembro de la familia pensó en lo peor. ¿Los habrían venido a buscar?

Afortunadamente, todo quedó en un susto. Resulta que la lámpara de la niña se mantuvo encendida toda la tarde. Esta iluminaba la silla junto al gran pingüino de peluche, lo que daba resultado a que una gran silueta se plasmara en la pared vacía de la joven.

- Solo era una sombra. Menos mal... - suspiró el padre. Esto provocó que el resto de la familia volviera a tranquilizarse, pero no todos quedaron tranquilos del todo.

- ¡No podré dormir! ¡Tengo miedo! - siguió llorando la niña.

- Pero Anya, era solo una silueta. No te preocupes aquí no hay nada. - dijo Yor tranquilizando a su niña.

- ¡No! ¡No puedo dormir sola! Duerme conmigo papi. - Continuó quejándose ella.

- Definitivamente que no. - Contestó el rubio posando su mano sobre su frente haciendo llorar más a la niña.

El dulce roce de tus dedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora