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Las puñaladas caían como si fuera lluvia en abril
La sangre brotaba como perfume de verbena con nerolí
El dolor impacta tanto, como la mantequilla derritiendose en el pan
El grito era similar al de un lobo buscando su hiena herida
Las risas brotaban como palomitas, para darle la bienvenida a la agonía
¿Acaso llegué al final del túnel?
¿Es la representación del síndrome del impostor?
¿O en realidad es mi despedida del más allá, luego del electroshock?
Finalmente resucite otro día: unos le podrían decir borrachera del sueño, otros un coma profundo, pero en realidad es un recuerdo forzado a mí pasado.

No tengas miedo de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora