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Seis de la tarde en la selva de cemento: el horario perfecto para que los robots y engranajes se suban al tren bala, con destino a la anestesia de 12 horas. Esa misma que permitirá sacarte la corbata, beber una cerveza o bloquear tu mente mediante una pésima pero hilarante serie.
Nada haría presagiar que los deseos carnales terminarían destruidos con el siguiente mensaje: Se interrumpe el servicio por advertencia de persona en las vías.

96 meses después, la historia es otra

No me transforme en un robot ni en un ángel
Tampoco soy Gregorio Samsa o Aki Hayakawa
Ni pensar en aspirar a ser William o Harry
Solo sé que día a día tránsito por esas estaciones. Ya no tengo miedo ni rencor, pero aún lloro cuando salgo respirando de la estación.

No tengas miedo de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora