1. Uno nunca sabe.

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El reloj despertador no había funcionado aquella mañana pero daba igual, Luzu lograba despertar media hora antes que él. El amor que sentía por su trabajo era tanto que ni siquiera le importaba levantarse desde las 6 de la mañana cuando su primer cita registrada del día era hasta las 11.

Pero tenía una solución, con dos horas de ejercicio diario el tiempo se le pasaba bastante rápido; no había día en que no saliera a entrenar al gimnasio cercano a su residencia o al menos a correr al rededor del parque, ya era costumbre ver al castaño activo desde temprano junto a cierto pelinegro de ojos magenta que ahora lo veía desde un pequeño recuadro en su tablet.

Son unos enfermos, completamente enfermos, ¿Quién se levanta tan temprano solo para sudar y cansarse?

Hablaba rubius desde la pantalla del iPad que mostraba la videollamada grupal entre él, Vegetta y Luzu, era viernes y la agenda para la siguiente semana no iba a arreglarse sola, era trabajo tedioso y por ello preferían hacerlo en conjunto.

¿Quién se queda despierto hasta las dos de la mañana pegado en el ordenador? Ni siquiera pareces un adulto.

Luzu se servía su típica taza de café frente a la cámara y Vegetta degustaba un desayuno completamente balanceado y diferente a lo que el albino tenía para comer, haciendo un curioso contraste.

¿Ramen de nuevo? ¿De verdad perteneces al sector salud, Rubius?

Animal, Vege, salud animal, además no es de diario, un pequeño gusto de vez en cuando no está mal... ─ Hizo una ligera pausa. ─ A todo esto, espero esta vez no me cancelen desgraciados, llevo dos semanas intentando acomodar una salida al bar con todos como en la universidad y siempre me cancelan a última hora.

Rubius se volvió a quejar, llevaba días diciendo lo mismo y aquello solo les hacía reír a sus dos mejores amigos.

No lo sé amigo, tengo algunos documentos que archivar y-

Siempre es la misma excusa, pasaré por ti esta noche Luzuriaga, no habrá escapatoria, termina tu papeleo antes de las nueve.

La imagen de Rubius desapareció de la pantalla, dejando a Luzu y a Vegetta mirándose entre sí; después de unos segundos se rieron con complicidad, negando con la cabeza por lo ligeramente infantil que el albino podía resultar algunas veces. No pasaron ni cinco minutos cuando el noruego volvió a aparecer.

Olvidé la agenda, pero no quiero escuchar absolutamente nada negativo sobre hoy.

Como si Dios les hubiera escuchado, Luzu y Vegetta miraron al techo agradecidos por poder comenzar con su trabajo.

Los tres llevaban unos cuantos meses de graduados, habían obtenido plazas permanentes en un centro dedicado a la salud e investigación general de la ciudad que brindaba todo tipo de atención y ayuda al público. En él los médicos generales abundaban pero también se podía encontrar nutriólogos, oculistas, psicólogos, cardiólogos etcétera, volviéndolo 100% accesible para cualquier persona con cualquier molestia accidental.

Imagina poder trabajar en compañía de tus amistades más cercanas, debe ser un sueño, ¿No?

Luzu, Luzu, Luzu, Luzu, Luzu, Luzu, Luzu, Luzu... Lu-

¡Ya está bien! Llevas 15 minutos en la misma, ya voy.

Eran las 8:46 de la noche y por suerte ambos profesionales habían terminado con el horario predeterminado del día, la llamada que mantenía conectados a Rubius y a Luzu llevaba descolgada poco más de 20 minutos puesto que faltaba muy poco para que la hora acordada llegara y el de ojos verdes definitivamente se aseguraría de que todos estuvieran en la reunión de esa noche, solo que este aún no terminaba.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2023 ⏰

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