Prólogo

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Para el mundo soy enigmático, pero, ¿Qué soy para tí?

El sol brillaba en la ciudad como (casi) todos los días, con el lo acompañaban las personas ajenas a lo que sucede a su alrededor, enfocados en sus vidas y sus propios problemas.

El sol gira y gira, las plantas florecen y se marchitan, los días pasan y pasan con tanta rapidez que cuando te das cuenta ya terminaste tu pintura... ¿Pintura?

Albedo no había visto como ya casi termina su pintura, a medias, lo que se supone iba en rojo está en verde (en su obra abunda el rojo).

-Oh no- la obra en la que había estado trabajando por más de dos semanas se había arruinado.

La pintura era de su hermana menor Klee, se la iba a regalar en su cumpleaños pero ahora está arruinada.

¿Qué voy a hacer?- tocan repentinamente la puerta- ¿Quién es?-

Se abre la puerta mostrando a la persona que había interrumpido sus lamentos, más, al ver a el susodicho se quedó fascinado.

La figura de el chico que entró a su taller era digno de ser retratado en uno de sus lienzos, su cara de finos rasgos, su aspecto delgado pero no exagerado, ojos tiernos desbordando inocencia, una boquita rojiza, cabellos largos y amarillentos atados en una trenza larga y una ropa no tan ajustada que daba a relucir su contextura.

En el momento en el que el bello rubio hablo el corazón del pintor latió con fuerza.

-Disculpa ¿Sabes dónde se encuentra el chico Albedo?-preguntó el pequeño sin saber las reacciones que estaba causando en el rubio claro.

-Si, soy yo- dije tratando de sonar calmado.

-Perfecto, ya no tendré que buscar más- respondió con un tono enérgico- te busca la rectora- y se fue dando saltitos.

Ahora tenía un problema, si la rectora me llama NO es para algo bueno, bueno, este va a ser un largo día.

Ahora tenía un problema, si la rectora me llama NO es para algo bueno, bueno, este va a ser un largo día

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Al recoger unas cuantos de mis óleos tirados en el suelo, me levanté directo a la oficina de la rectora.

La rectora es una mujer muy seria y dominante, Ei es el nombre de mujer que dió la orden de llamarme por aquel hermoso rubio.

Al llegar fui recibido por Ei, mientras me preguntaba si sabía porque estaba ahí.

No lo sé- Barbatos sálvame-

Cálmate, no hiciste nada malo-

Entonces, ¿por qué estoy aquí? - GRACIAS BARBATOS-

Necesito que me hagas un pequeño favor-

¿Cuál?- Escucha con atención:
Hay un par de gemelos que debes instruir en la pintura, todos aquí sabemos tu destreza en las artes, por eso, quiero que los apoyes y enseñes.

¿Eso es todo?-me alivió que no sea un castigo.

Si, prepara todo porque empiezan mañana-

Si señora, adiós-

El dibujante misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora