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En clase había estado decaída, ese sentimiento pesado seguía estando a su alrededor, cosa que era notable ya que había evitado hablar a toda costa, incluso tratándose de su Gael, a quien nunca solía ignorar. Apenas el timbre que anunció el fin a las clases sonó corrió de su asiento de vuelta a su casa.

Entro sin saludar, el silencio de la casa ya daba la señal de que se encontraba sola. Subió sin muchos ánimos a su habitación, ese día tendría entrenamiento de atletismo, pero antes de la práctica tenía tiempo de salir un rato. Se puso los patines rápidamente, quizás fuera a ver a Gael y pedir perdón por su actitud ese día.

Al abrir la puerta de su habitación vio la figura de su gato en el pasillo, la abrumadora sensación volvió a aparecer a su alrededor, el animal no la miraba con la inocencia que le caracterizaba, en su mirada había algo inquietante. Derrepente el animal se puso de pie sobre sus patas traseras y una especie de sonrisa macabra se formó en su rostro, mirando la muchacha antes de hablar.

— Nadie nunca va a creerte Idara.

— Y esto tampoco van a creerte lo.

Detrás del gato el rostro deformado de su madre, que parecía glichearse con la pared. La pelirroja estaba aterrorizada, dio un paso atrás olvidándose de que llevaba los patines puestos y cayendo de espaldas. Las criaturas comenzaron a avanzar hacia ella, haciendo que la niña fuera presa del pánico y la angustia. Pateo con fuerza la puerta, cerrándola y después apoyando la espalda en ella. Noto unos golpes a través de la madera, gimoteando asustada, no sabía que hacer y se quedó allí sin saber muy bien que hacer.

Llevaba horas allí y cada vez unía más hilos, lloro al comprender que los Ileaks eran reales, lo que significaba que su madre y gato estaban muertos. Sabía que no podía quedarse allí más tiempo, debía de marcharse si no quería una muerte segura. Aún temblando se levantó lentamente, agarrando su mochila bandolera, llenado la de todo lo que necesitaba, el móvil, cargador, pila portátil, cambios de ropa y quizás alguna cosa más. Cuando estaba lista respiro hondo.

Abrió la puerta de golpe, no se había quitado los patines y prácticamente atravesó el pasillo en segundos. Sabía que tenía a los Ileaks detrás, pero tenía que ser rápida, bajo las escaleras, no cayéndose por los pelos pero eso no la detuvo. Siguió hasta llegar a la entrada, donde otro rostro deformado, esta vez el de su padre, le corto el paso. Apenas tuvo tiempo de reaccionar para no ser atrapada por la criatura que había sustituido a su madre, que se abalanzó hacia ella por detrás. Se movió hacia la izquierda entrando a la cocina y visualizando su salvación, la puerta de la terraza. No era una terraza muy alta y solo era usada para hacer la colada. Salió a la terraza, pasando la barandilla y descolgando se por ella. Terminado en la calle y siguió avanzando hasta que sintió que las piernas no le daban más, cayendo al suelo sin fuerzas.

Estaba aliviada por haber salido de su casa con vida, sin embargo comenzó a llorar, su realidad se había transformado. Si los Ileaks eran reales, su familia estaba muerta y aún no asimilaba la idea. Miro a su alrededor, había tardado demasiado en salir de allí y la noche había empezado a dejarse caer por el cielo. Sin poder evitarlo comenzó a llorar, gritando por la impotencia y suplicando por qué todo fuera una vil broma. Estuvo así por algunos minutos, al terminar se puso en pie de nuevo mientras se limpiaba las lágrimas. Ya no había nada que hacer, además debía de moverse de allí pronto o sería presa fácil de aquellas criaturas. Suspiro echándose el pelo hacia atrás y patino hacia el único lugar en el que habría alguien que pudiera ayudarle.

Avanzo por las calles ya oscuras del pueblo, vivian prácticamente en las esquinas opuestas del pueblo, pero tenía que ver a Gael, sin su familia viva no le quedaba nadie más que aquel chico. Sin embargo se encontró con algo que la dejo confundida al llegar a su destino, en la puerta de la casa, Gael estaba sentado alejado algunos metros, al borde de la acera. El peli verde levantó la mirada al notar la presencia de su amiga, en su mirada se notaba la confusión y la tristeza, emociones que Idara no esperaba encontrar en el, al menos en ese momento. La chica se acercó a él hasta quedar justo en frente, el contrario suspiro para decir.

— No vas a creer lo que me ha pasado Idara.

Y de pronto como si sus mentes estuvieran conectadas supo que Gael acaba de comprobar también como aquella leyenda no era solo una leyenda.

" ¿ Ileak ? "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora