Midnight | Kookmin| Two Shot +18 ⤿Terminada

Especial de nochevieja

Después de la noche anterior, en lo único que ahora puedo pensar es en ver a Jimin de nuevo sometido ante mí. Tocarlo y besarlo. Sé que estoy siendo muy desacarado pero es algo que últimamente no puedo evitar, menos cuando lo tengo a él cerca, y después de lo sucedido, no creo contenerme mucho.

—Buenos días.— escucho que me habla, porta una camiseta, de nuevo como aquella vez, pero de alguna forma eso no me agrada porque estoy seguro que le pertenece a mi hijo.

—Buenos días.— respondo y continuo preparando mi café.

Lo bueno de llegar al fin de año son las vacaciones, no hay trabajo, no hay mucho estrés.

Siento los pequeños brazos enrollarse en mi cintura, sé que Jimin apoya su rostro en mi espalda y me pongo rígido de inmediato, no es porque me desagrade su toque o cercanía, sino porque si él sigue acercándose tanto no tendré fuerza de voluntad para reprimir mis deseos por tenerlo en cada maldito rincón de mi casa.

—¿Qué haces?— le pregunto soltándome de su agarre, me doy la vuelta para encararlo, gran error, sus ojos avellana me miran con deseo, con admiración, y con algo más que aún no he logrado comprender.

—Gracias por lo de anoche.— me dice.— Por todo.

Sé a lo que se refiere con eso, no quería recordar lo sucedido simplemente porque me dio mucho coraje escuchar todo lo que mi hijo le dijo a Jimin, la forma en la que lo trató, en cómo lo ultrajó.

—¿Él alguna vez te ha pegado?— temeroso por la respuesta me acerco más a él y lo tomo de la barbilla para que eleve su vista.

—No.— veo que no hay vacilación en sus ojos.— Me ha levantado la mano más de una vez pero nunca a llegado a pegarme.— su respuesta no me alegra en lo absoluto.

Nunca permitiría un acto de esa índole, y menos viniendo de mi hijo, ¿cómo alguien podría si quiera pensar en hacerle daño a un ser tan divino como Jimin?

—¿Te ha obligado alguna vez a tener sexo?— siento mi garganta reseca porque de alguna forma sé la respuesta.

Él asiente lentamente, como si decirlo en voz alta fuese malo, como si le diera vergüenza. No quiero que él albergue sentimientos negativos.

—No voy a permitir que eso vuelva a suceder, Jimin.

Él sonríe y se para en puntitas para luego besarme, sus labios saben a gloria. Llevo mis manos a su cintura y lo apego todo lo que puedo a mi cuerpo. Su pequeña lengua juega con la mía en una danza suave y apacible. Él enrrolla sus brazos en mi cuello y yo tengo que inclinarme un poco hacia abajo para que él no haga mayor esfuerzo para llegar a mi.

Quisiera que este momento durara más, pero lastimosamente nos separamos, me brinda una mirada extraña, como si estuviera reprimiendo algo.

—¿Qué sucede?— le pregunto no queriendo soltar su cintura.

—Solo quiero saber si la promesa de anoche fue nada más producto de la exitacion o había algo de verdad en ella.— logro entender su aflicción. Pero nunca digo las cosas sin estar seguro de ello.

—Quiero que sepas.— le digo aún aferrándome a él.— Que nunca digo palabras vacías.

Lo veo relajarse.

Su cuerpo aún sigue muy cerca del mío, y se siente muy cálido y correcto.

Si lo hubiese conocido antes que mi hijo, la historia sería diferente. Si tan solo yo, hubiese prestado atención más allá, él y yo ahora estaríamos juntos, sin atadura alguna que nos lo impidiera.

Los labios de Jimin se posan en mi cuello, siento un cosquilleo en la zona que se expande a todo mi cuerpo. Recorre con su lengua mi piel, subiendo poco a poco.