-¡HOLA PAPÁ!- Se gritaron dos personas en el aeropuerto. Parece un reencuentro.
Con la mirada busco a alguien familiar.... Nada. Genial, me abandonaron.
Me encamino a buscar mis maletas y choco con lo que parece ser un poste, callendo de cola al suelo y soltando varios insultos.-Perdón ¿Estas bien?- Desde mi posición levanto la vista y me encuentro con un muchacho, su mano esta extendida y no deja de disculparse.
-Tranquilo, tuve peores caídas.- Lo calmo aceptando su mano.
-Igual perdón.
-Me llamo Celeste, mucho gusto.- Le digo haciendo un saludo militar. El suelta una carcajada y niega con la cabeza.
-Soy Gerardo, el placer es mio.- Me responde haciendo una reverencia.
- Muy bien Gerardo ¿Sabes donde puedo retirar mi maleta?
- Claro, sigueme.- Lo sigo y llegamos a un lugar donde hay un carrusel para maletas. Cool.
-Aww es un carrusel para maletas. -Digo/Grito al llegar.
-¡Celeste!- Un hombre canoso, alto y de ojos marrones corre hacia mi.
-¿Papá?- ¿Sera?
- Celeste, pequeña, estas tan grande.- Si, si es mi padre. - Gerardo tu tía esta buscándote.
- Un momento ¿Se conocen?- Pregunto, pero una mujer rubia, una chica y un niño llegan.
-Carlos, cariño ¿Ya la encontraste?- Dice la rubia, apretando el brazo de mi papá. Genial, voy a necesitar un repelente antitrolas.
-Si, aquí esta. - Le responde señalándome. - Marisa ella es Celeste, mi hija. Pequeña ella es Marisa, mi esposa. - La rubia parece sorprendida al verme, pero rápidamente reemplaza esa expresión por una falsa sonrisa.
- Celeste, me han hablado tanto de ti. -Bien, sera mejor que me divierta un rato.
-¿Quien?
-Tu padre por supuesto. - Sin poder evitarlo suelto una carcajada. Ese fue un buen chiste.
-Con todo respeto, Carlos no sabe nada de mi. - Es la verdad, ese hombre no me crió ni tampoco estuvo conmigo en mis momentos de crisis ¿Qué puede saber de mi?
-Jovencita ¿Cómo puedes decir eso de tu propio padre?- Es gracioso ver como la gente de sociedad se escandaliza con la sinceridad.
-No me gusta mentir.- Observe su rostro, seguia con su fea sonrisa.- Pero parece que a usted si. - Chau sonrisa.
Bien, que los juegos del hambre comiencen.
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Rechazada
Ficção AdolescenteDe regreso a la escuela todos pensaron que yo era una paria, un accidente de auto "Una tonta inútil", ellos me dijeron Y mi novio dijo que metí la pata, ¿alguna vez creceré? Al final, no lo haré Mi profesor había dicho que yo era de discapacidad...