Prólogo

6 2 0
                                    

Eran mi pero enemigo, pero a la vez sentía un pequeño deseo de besar su preciada boca. Sus labios eran un tanto carnosos y sus impresionantes ojos azules me tentaban a no seguir discutiendo y quedarme fija en ellos. 

—¡Estate quieta, cabezona! —gritó, quitándome las llaves de la moto.

—¡Que me dejes!

Estaba harta de seguir sus instrucciones cuando era él quien necesitaba seguir unas nuevas, unas impuestas por mi.

Desde que Chloe se largó de viaje con su madre, esta casa se ha convertido en un campo de batalla. Si el estúpido de Brad tiene pensado en hacerme abandonar mi terreno, esta en lo erróneo. Voy a dar juego. No me voy a dejar pisotear por alguien como él.

Me equivoquéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora