Akatsuki

435 64 50
                                    

La pelea comenzaba a calentarse, ambos eran demasiados buenos en combate de cuerpo a cuerpo. El menor mostraba una gran agilidad y velocidad, pero el moreno tenía una excelente defensa sin mencionar su fuerza descomunal.

"Esto es una pérdida de tiempo, si la única salida es que uno de los dos muera, pues así será" pensó Kakuzu para de un movimiento arrebatarle al chico su afilada arma.

Pero eso ni siquiera molestó al más bajo, solo sonrió para soltar una oración que desconcertó a su oponente.

-¡Ni siquiera esa arma es capaz de acabar conmigo!- dió un saltó hacia el avaro, exponiendo sus dientes, cómo si quisiera devorarlo.

Kakuzu aprovechando la situación, empuñó con fuerza el cuchillo y sin ningún tipo de piedad lo ensartó en el pecho del menor.

Varias gotas rojas rodaron por el pecho de aquel criminal, indicando que el daño había sido muy grave.

-Perdiste- dijo el moreno empujando al chico al suelo.

Contempló por unos segundos a su compañero para después girarse y tomar un pedazo de sábana, con la intención de limpiar su nueva posesión, ya que sabía que en un sitio así le sería más que útil.

De pronto a sus espaldas se comenzó a escuchar unos ruidos de verdad extraños, con calma giró la cabeza para ver una imagen de verdad perturbadora.

El religioso estaba nuevamente de pie, y en sus manos sostenía un alargado y grueso pedazo de tela.

-¿Sorprendido?- soltó el menor haciendo temblar al avaro que ni en sus peores pesadillas hubiera visualizado aquel espectáculo.

El shock inmovilizó cada sentido de su cuerpo, permitiéndole al más bajo llegarle por detrás y asfixiarlo.

Una vez que Kakuzu sintió que le cortaban la respiración comenzó a defenderse estrellando al chico contra la pared en un intento por desprenderlo de su cuerpo.

Entre jalones y forcejeos, el moreno logró liberarse.

Hartó de todo, acumuló todas sus fuerzas en su puño derecho y de un solo golpe noqueó al menor, dejándolo tendido sobre el frío piso.

-¿¡PERO QUÉ DEMONIOS!?- gritó con fuerza Kakuzu sintiendo que nada de esto tenía sentido, ¿cómo un ser humano era capaz de sobrevivir a una puñalada en el corazón?.

Antes de que pudiera volver a despertar, el mayor decidió tomar ciertas preocupaciones. Con el poco material de su celda, hizo una serie de sogas para amarrar de los brazos y el cuello a su compañero.

Se sentó a una distancia prudente, esperando a que el chico reaccionara y pudiera darle respuestas sobre su "condición".

***************************************

Al pasar unas cuantas horas, el chico religioso pudo recuperar la consciencia, aunque al notar que estaba completamente inmovilizado no tardó en provocar un gran escándalo.

-¿¡QUÉ CARAJOS ESTA PASANDO!?, ¡SUÉLTAME ASQUEROSO PAGANO DE MIERDA!, ¡JURO POR JASHIN-SAMA QUE COSTARE TU CUERPO EN PEDAZOS!-

Kakuzu se tapó los oídos ante esos quejidos tan molestos y agudos.

-¡DÉJAME IR, DÉJAME IR, DÉJAME IR, DÉJAME IR!- el menor comenzó a patalear como un niño, provocando la ira del moreno.

-¡CIERRA LA PUTA BOCA!- el avaro le soltó un fuerte golpe en la cabeza.

El religioso parpadeó dos veces procesando aquella agresión.

-¡Para tus tontos lloriqueos y explica cómo sigues vivo después de recibir un ataque como ese!- demandó saber Kakuzu.

Akatsuki "Tras las rejas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora