Único

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Jun miró a Renjun por última vez antes de marcharse de su vida para siempre. El castaño suspira aceptando su destino. La relación realmente no estaba yendo por buen camino y esperaba que su ahora exnovio pudiera volver a "encontrarse".

—¿Qué pasó, Lonjon? —preguntó Haechan, su mejor amigo, al chico que tiene la cabeza en la mesa.

—Jun terminó conmigo, Haechanie —suspiró cansado y le quitó la papa que estaba por llevar a su boca—. ¿Tan aburrido soy?

Haechan negó de inmediato. —¿A qué te refieres? Tú eres el mismo de siempre. Si utilizó esa mierda de que "has cambiado" o algo así, es un imbécil.

—Me dijo que ya no era lo mismo, que nuestro amor parecía desvanecerse y eso. Al menos me dijo que esperaba que mi vida fuera mejor ahora que no estábamos juntos.

Su mejor amigo asintió, rodando los ojos. Era la típica excusa, no quería decirle nada a Renjun que lo hundiera más, pero había oído de sus amigos mayores que Jun estaba saliendo con un chico de su misma facultad.

—¿Quieres ir conmigo a una fiesta? —preguntó. La idea se le había ocurrido al instante, ya que Renjun siempre rechazaba sus invitaciones a fiestas porque su novio no era fan de esos acontecimientos.

—Sí.

El lindo moreno pasó por su mejor amigo a la hora acordada. Irían en autobús porque se conocía y no pensaba ponerse en peligro o a Renjun por conducir en estado de ebriedad.

Renjun se veía muy bonito, como siempre. Iba con una remera que se traslucía un poco y unos jeans rotos de un color claro. Unos tenis que Haechan le había regalado para su cumpleaños y el cabello bien peinado.

—Te ves bonito —le confesó Haechan.

—Gracias, tú como siempre estás increíble —le guiñó un ojo y comenzó a caminar hacia la parada de autobuses—. Apresúrate, tonto.

Llegaron a una gran casona que estaba alejada de muchas cosas, así podrían tener la música hasta el tope y beber como nunca. Sin duda Renjun la pasaría increíble.

—¿Quieres beber algo o prefieres ir a bailar? —preguntó su amigo, mientras lo sujetaba del brazo.

—Necesito alcohol para no sentirme avergonzado —Renjun fue guiado hasta la barra improvisada que habían hecho los anfitriones. Ninguno de los dos sabía quien era, pero parecía una persona con bastante dinero.

El chico que atendía la barra les advirtió que las personas que llegaban debían beber un pequeño vaso con algún destilado. Renjun asintió no tomándole el peso al asunto, pero en cuanto bebió ese vaso, su garganta comenzó a picarle. Era bastante fuerte.

—¿Estás bien? —preguntó Haechan, Renjun solo asintió secando las lágrimas que habían escapado de sus ojos—. ¿Seguro?

—Sí, mamá. No te preocupes. ¿Vinimos a pasarla bien o a que seas mi niñera? Te recuerdo que soy mayor que tú por un par de meses.

—Lo siento por preocuparme por ti, Huang.

Renjun pidió algo un poco menos fuerte y el chico de la barra se lo sirvió enseguida, muy divertido por lo tierno que era el castaño.

Haechan se descuidó por un segundo cuando vio a sus amigos, Renjun se quedó en la barra libre bebiendo y charlando con el chico que parecía simpático.

—¡Renjun! —apareció su amigo justo cuando Renjun ya había perdido la cuenta—. ¿Cuánto tomaste? —miró al chico de la barra y cerró sus ojos—. ¿Todos los que están ahí son de él?

—No. Faltan un par porque nos estamos quedando sin vasos —se encogió de hombros y sonrió divertido hacia Renjun—. Espero que no vomite en la barra o me lo descontaran a mí.

Beso de tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora