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La noche suave y tibia había desplazado cualquier rastro de luz, excepto el de la luna, la cual resplandecía como un foco enorme de luminosidad blanca en medio del cielo lóbrego, manchado de estrellas. Claros eran los caminos aún en el tenebroso y obscuro bosque, donde las sombras se extendían como un virus.

Entra las profundidades de la inmensa e inquietante arboleda, llegando al lado norte, las montañas se imponían delimitando el extenso lugar repleto de pinos que, desde la cima, aparentaban ser pasto insignificante. Al pie de una de éstas, se encontraba una cueva oculta, dónde JungKook reaccionaba después de algunas horas inconsciente-

Sus ojos parpadearon ante una fuente de luz tenue, naranja. Su vista aún borrosa enfocó extrañas sombras que se proyectaban en un tipo de pared rocosa. No puso identificar el lugar dónde se encontraba, mucho menos su dirección. No parecía la casa de su abuelo, o su propia casa. Ni siquiera había recordado haber regresado a alguno de estos dos lugares. Su memoria solo alcanzaba a reproducir la imagen del bosque en el atardecer y...

Ojos miel, pelaje negro, una forma lobuna.

El Lobo. JiMin.

—Dios santo. —Murmuró, despertándose de golpe ante el escalofrío que se estableció en su columna, junto con los sudores fríos que inmediatamente comenzaron a recorrer su cuerpo. Sólo pensar en él de pasada le provocaba sensaciones intensas. Era increíble cómo su anatomía reaccionaba ante el lobo.

En eso, tocó la superficie suave y de color carmín que reposaba bajo su cuerpo. Y no era su capa roja, no era eso sobre lo que descansaba. Eso sólo consiguió alterarlo aún más, su cerebro no procesaba lo que estaba sucediendo, no tenía sentido. Las cosas en su vida no tenían sentido desde hace tres años, cuando ese personaje intruso apareció.

De una cosa estaba seguro, y es que JiMin estaba involucrado.

Sin esperar más, se levantó rápidamente, revisando todo su entorno en busca de una identidad lobuna.

No la encontró, pero al menos eso le permitió diagnosticar el lugar tan singular en el que se ubicaba. Y fue nada más que una cueva; tenía que ser eso.

Era más o menos grande y ovalada, muy rocosa. Apenas unas cuantas cosas la llenaban, objetos como leña, telarañas y algunas cobijas y prendas de ropa dobladas sobre una silla de madera, además de una fogata cerca de donde se encontraba JungKook. Era muy minimalista, salvaje y primitivo. Era el digno hogar de un lobo solitario.

Entonces, el pelirrojo escuchó un crujido cercano. Miró hacia lo que parecía la entrada, cubierta de una enredadera que caía en forma de cortina. No detectó ningún movimiento. Todo estaba sumido en un profundo silencio de nuevo, lo único que generaba algún sonido eran las ramas que crujían al ser consumidas por el fuego, y su respiración. Acelerada.

Y, cuando pensó que nada más podía pasar, la cortina natural se abrió y dio paso a un hombre alto, de cabello negro como el carbón y cuerpo muy bien labrado. Estaba casi desnudo, apenas vestido con unos vaqueros negros desgastados. Iba descalzo y con porte rebelde, indomable.

A JungKook se le detuvo el corazón ante el impacto que le generó estar delante de tal figura. El aire se escapó de sus pulmones de un solo arrebato, y se sintió cansado, débil, inferior. Estaba de nuevo en su red, y casi se odia a sí mismo por perder el control de sus acciones en presencia de ese... Lobo.

Y sus ojos dieron con aquellas oscuras ventanas que ocultaban miles de secretos, los cuales no sabía si quería conocer. Cada centímetro de su piel se erizó, fue esa mirada intensa y con efecto incluido que buscaba susurrar una propuesta igual de magnitud, penetrante. Era imposible sepultar todo lo que provocaba en él.

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𝐶𝑢𝑖𝑑𝑎𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑙𝑜𝑏𝑜.² ╿𝑱𝒊𝑲𝒐𝒐𝒌╿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora