ʚ♡ɞ
La noche todavía era joven y las bebidas seguían sirviéndose en el bar. Pese al bochorno de la música y la gente borracha, Alba y Emiliano se veían envueltos en su propia burbuja. Charlaron saltando cualquier trivialidad, compartiendo anécdotas sobre su familia y sus ciudades de origen. Ninguno de los dos se molestó en pedir más bebidas, encontraron suficiente entretenimiento en el otro, que valía la pena disfrutar sobrio (o lo más sobrio posible).
- El oto día estaba en una cita y cuándo le dije al chabón que era de argentina me preguntó si conocía algún nazi. - dijo Alba, provocando que Emiliano suelte una carcajada fuerte. - Te lo juro, me quedé helada. Son todos idiotas los ingleses. Ignorantes, súper fríos... roba Malvinas...
- ¿Ningún novio inglés entonces? - preguntó mirándola a los ojos, cosa que tuvo a Alba derritiéndose por dentro.
- Ninguno... ni inglés ni de ningún lado, si vamos al caso. - aclaró, sabiendo a qué se refería Emiliano. - ¿Vos? Hay chicas muy lindas acá.
- Tampoco, me suelen gustar más las argentinas.- contestó y le guiñó el ojo. Y Alba se quería morir. Así nomás. Si bien ella era muy de hacerse ilusiones, era claro que Emiliano sentía interés en ella. Pensó en su tía, y cómo siempre insistió en que no se viva haciendo la cabeza, y se intentó convencer de que iba a ser feliz aunque esto solo durase una noche. Él era un pibe ocupado y ella una artista deprimida, una combinación nada. Pero en ese momento, todo se sentía correcto. - Che, hace un calor tremendo. ¿Querés ir a la vereda un rato?
Dejaron sus lugares en la barra para ir escabulléndose de la gente hasta llegar a la salida del bar. Afuera estaba repleto de gente. Gente vomitando, peleando, intentando pasar con documentos falsos. Entonces arrancaron a caminar, lentamente avanzando mientras hablaban un poco más.
- ¿Dónde aprendiste a dibujar tan bien? Lo que chusmeé en el colectivo la otra vez estaba hermoso.
- Medio que aprendí sola, hice talleres más de chiquita. Igual a mi me gusta más pintar que dibujar. Es más terapéutico. ¿Y vos? Arrancaste de pibito con el fútbol, ¿no?.
- Si... la verdad que me costó un montón. Era grandote y medio torpe, pero acá estoy. No me arrepiento de nada. - concluyó y sonrió. Ni bien terminó de hablar, y con la verdadera mística londinense, retumbó un trueno tan fuerte que Alba se asustó: la lluvia no es problema, pero nunca le gustaron los truenos. Emiliano le agarró la mano, y el cielo se empezó a caer. Las gotas caían con tanta fuerza que hasta dolía cuando rebotaban en los cuerpos de estos dos jóvenes, medio borrachos en el medio de la calle. - Espero no sonar como un desubicado, pero vivo acá a unas cuadras, ¿querés venir a casa hasta que pare la lluvia?
Después de que Alba sin mucha duda respondiera, comenzaron a caminar lo más rápido posible sin resbalarse con las baldosas mojadas.
- En el pueblo de mi mamá cada tanto se meten chanchos en la casa - dijo Alba de la nada, y Emiliano la miró con cara rara. - De verdad, hay un campo a la vuelta y al señor se le viven escapando, medio que te encariñás igual.
- Sos un poco rara vos, eh. - le hizo cosquillas en la cintura, y Alba tuvo cosquillas en la panza.
- Algo debés tener vos igual. Ya veo que entro a tu casa y tenés posters de Dragon Ball por todos lados. - dijo un poco agitada de caminar tan rápido, y Emiliano se rió de ella. - No te rías, tarado. Vos estás acostumbrado pero yo no corro ni para salvar mi vida.
- Estamos acá cerquita, tranquila.
Cuando llegaron lo primero que hicieron fue sacarse las zapatillas. El departamento era bonito. Lo suficientemente grande para que una persona viva sola, aunque sin mucha decoración. Y aunque adentro estaba calentito, a Alba se le escapó un escalofrío mientras se sacaba su buzo empapado. Emiliano, al verla, pasó su mano por su brazo estremecido por el frío y la miró a los ojos.
- Estás helada, boluda. - Fue a su habitación rapidísimo, y volvió con una muda de ropa en sus manos. - Tomá, ponete esto que está calentito. Podés pasar a mi pieza a cambiarte.
La remera le quedaba como vestido, tuvo que arremangar el buzo para que se puedan ver sus manos, y los joggins eran demasiado grandes como para que se queden en su cintura. Los dobló y se volvió a poner sus jeans apretados.
La habitación era común. Resaltaban los portarretratos en la mesa de luz, con fotos de quienes asumía eran la familia de Emiliano. Y las pantuflas en forma de Bob Esponja que estaban al lado de la cama.
- Hasta ahora no ví ningún póster de Dragon Ball, pero ví algo mejor. - Alba salió de la habitación y se acercó al mini lavadero con su ropa mojada en la mano.
- ¿Qué? - interrogó Emiliano con una risa, agarrando la ropa y poniéndola en la secadora, artefacto que ni en pedo tenía su familia en Argentina pero que al parecer era bastante común en Inglaterra.
- Unas pantuflas bastante peculiares.
Fue visible como se enrojeció la cara del chico.
- La puta madre, pensé que las había guardado, me las regaló mi hermano es un imbécil. - aclaró, pasándose las manos por la cara. - Quedé como un virgen, perdón.
Fue el turno de Alba de reírse.
- A mi me parecieron lindas. Me voy a comprar unas de Patricio para combinar.
La noche siguió con mates y risas, hasta que Alba se acordó que tiene una familia que quizás se está preguntando dónde carajo está, y que además puede que esté abusando de su estadía en la casa de Emiliano.
- Che, Emi, ¿me prestás tu teléfono? Así le aviso a mi tía que voy yendo, yo no tengo batería. - señaló a su BlackBerry protegido con una funda rosa.
- Te lo presto, pero te podés quedar si querés. Sigue lloviendo a cántaros, no te voy a dejar esperando el bondi con este clima. El sillón se hace cama, mañana no tengo que entrenar, y justo alquilé Toy Story 3. ¿Te va?
ʚ♡ɞ
FELIZ AÑO!!
gracias a todas por sus comentarios preciosos, son muy tiernas y me alientan mucho a seguir escribiendo!!
¿qué creen que va a pasar en esta pijamada? ¿qué quieren que pase?
comenten y voten, y síganme así les llegan los anuncios!!
muah!!