Capítulo 1-Confusión

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Hoy era el cumpleaños de Junwon, lo esperaba con ansias desde que empezó el año y ya porfín el día había llegado. El nunca celebraba su cumpleaños, ya que sus padres decían que solo estarían celebrando el día que un "accidente" o "error", como lo solían llamar, les arruinó la vida y su libertad de salir a divertirse y tomar en las noches.
Como no tenía amigos, jamás recibió un regalo de parte de nadie. Siempre que se acordaba le herbía la sangre. Ni siquiera sus familiares, como sus tíos, primos o abuelos, se acercaban a saludarlo o incluso a abrazarlo. Creció siempre sintiendose despreciado.
Después de tantos años, por fin consiguió tener un grupo de amigos, y esperaba que ellos le tuvieran algo preparado, o al menos lo felicitaran, ya que se conocían desde hace mucho tiempo, pero desde la mañana no le llegó ni un solo mensaje.
Impaciente, tomó una bocanada de aire y les escribió con la esperanza de que solo sea una mala broma.

Hola chicos, se acuerdan qué día es hoy?

Hyung, hola! Si, hoy es 9 de febrero, porqué?

•Que pasó?? Hay algo importante hoy?

Sintió como una presión en el pecho llegaba sin previo aviso. Estaba desepcionado y enojado. En toda su vida nadie lo visitó, ni le deseó feliz cumpleaños. En todos esos años nunca tuvo ni un solo amigo, y una vez que los consiguió, ninguno se acordó de su fecha de nacimiento "¿Era mucho pedir un maldito abrazo?". Estaba harto de todo, solo quería dormir. Con suerte, se despertaría y vería en las noticias que sus padres, los causantes de tantos problemas y traumas, estarían muertos gracias a un insendio o algo peor. Estaba cansado, se sentía agobiado por todos los recuerdos de su familia tratandolo como basura cada día de su corta vida hasta el momento en el que se independizó.
Necesitaba encontrar sus pastillas. Cuando tenía 10 años, le recetaron unas pastillas las cuales sus padres le dijeron que era para la ansiedad.

-Mierda, no, dónde están?...-el chico cada vez se desesperaba más y el día iba de mal en peor-.

Pasaban las horas y cada minuto se hacía más largo. Llegaron las 20:00 y él continuaba sin encontrar ese frasquito amarillo que conocía desde tantos hace años.
Eran las 20:35 y tocaron la puerta. A Jungwon le pareció extraño, ya que el no esperaba a nadie esa noche.
Al abrir la puerta, se encontró con 6 hombres con el rostro cubierto vestidos como si fueran a asaltar un banco. Sintió miedo y confusión, no conocía a ninguno de ellos. Trató de cerrar la puerta pero dos de ellos se abalanzaron y lo agarraron de los brazos, uno entró y le apuntó con una navaja en el rostro, mintras que los otros tres cerraban la puerta con seguro y se aseguraban de que ho haya nadie viendo.
Cuando este logró zafarce, corrió a la cocina y tomó un cuchillo.
-NO SE ACERQUEN, LLAMARÉ A LA POLICÍA-el miedo lo paralizaba y su respiración era agitada-

Todos lo miraron perplejos y con los ojos abiertos.
Cuando uno de ellos trató de acercarse con intenciones de calmarlo, Jungwon, casi automáticamente, le clabó el cuchillo en el estómago.
Los demás quedaron horrorizados observando como uno de los suyos se desangraba en el suelo. Parecían paralizados, hasta que uno de los desconocidos corrió hacia la puerta desesperado tratando de abrirla mientras gritaba por ayuda. Los demás al escucharlo, reaccionaron y se dividieron. Unos tratando de ayudar a su amigo a abrir la puerta, otros intentando agarrar a Jungwon y el último buscando cómo evitar que su compañero de desangre en el suelo.
Jungwon sin pensarlo dos veces agarró otro cuchillo y comenzó a amenazarlos nuevamente.
El miedo lo consumía, pero parecía que los intrusos estaban más aterrorizados que él de ellos.

-PORQUÉ MIERDA NO ABRE?!- Gritaba uno de los chicos pegandole patadas a la puerta.-CORRAN. -Fué lo último que dijo antes de subir corriendo las escaleras para intentar huir. Al escuchar esto, se separaron y corrieron por toda la casa buscando una salida o al menos un lugar dónde esconderse.

Jungwon, sin saber a dónde ir primero y dispuesto a expulsarlos de su hogar, subió las escaleras y entró a uno de los cuartos de su casa. Buscó por cada una de las esquinas, hasta que escuchó un solloso en el closet a su derecha.
Aún con sus manos temblando, se aproximó para agarrar al joven que estaba oculto en el armario y le incrustó el cuchillo en la cabeza. Un chorro de sangre salió disparado a su cara. Pudo visualizar el momento en donde los ojos de ese desconocido se torcían hacia atrás, y quedaban completamente teñidos con su propia sangre.

 Pudo visualizar el momento en donde los ojos de ese desconocido se torcían hacia atrás, y quedaban completamente teñidos con su propia sangre

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