Capítulo 3: Huellas azules

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René es precioso. Al nacer la enfermera, entre sangre y llantos, lo comparó con un ángel, aunque de eso tenga poco. Tiene tan solo 10años aunque siempre me haga añadirle medio año. Los cabellos rubios se le escurren desde la cien hasta los hombros y ni dios se los corta, llegará un día que se enredará los pies y se caerá con ellos, vale exagero un poco. Suele caminar conmigo de mano para según él, protegerme, me dice su rubí. René va a la escuela, pública, con su humilde bolso y sus zapatos gastados del roce constante, sonriente, como siempre. A veces le envidio, en la absoluta nobleza que posee un niño de esa edad las circunstancias de la vida tan solo fluyen sin estancarse, las nociones llegan incluso a perderse y la escasez rara vez hace mella. Llega de la escuela y corre a buscarme por toda la casa, bajo la mesa, en el jardín, dentro de los armarios, bajo la cama; conoce todos mis escondites favoritos, todos. Suelo prepararle o traerle del trabajo cualquier cosa de excedente del día, lo que sea para él. Hoy está diferente, he pasado media hora escondida en el armario y René no me ha buscado, vale, ya saldré yo a su búsqueda. René está sentado en la sala y su peinado en forma de calabacín tiene otro estilo, está de medio lado, extraño, nadie le toca su pelo.

-Ana: hola cariño, que tal te ha ido hoy?(le preg enérgicamente)
-René: bien, como siempre(me responde en tono bajo)
-Ana: lavate las manos y en unos minutos podrás comer, te he traído tu plato favorito, spaguettis con albóndigas.(le miro detallando sus gestos)
-René: que rico!!!(responde con más energía y corre al baño)

Nos dividen solo unos pocos años, pero le conozco. La esencia de una persona es esa sensación extraña que percibes cuando le conoces, un "repelús" como decía la abuela. Se va construyendo poco a poco según te adentras en la relación y en el tiempo y la esencia de René la conozco tal cual la mía, quizás un poco más. Al cabo de 30 min hemos acabado de comer y le toca bañarse.

-Ana: hoy te bañaré yo(le miro con picardía)
-René: esto....por qué Ana? (replica dubitativo)
-Ana: acaso necesita una hermana tener excusa para bañar a su hermano menor?
-René: vale pero no crees que es hora de que aprenda solo?
-Ana: pues si, pero paso a paso, yo te he complacido hoy, complaceme tu a mi.(le juego)
-René: vale vale esta bien

Bañar a René es de mis actividades favoritas y también la suya, las guerras mundiales de espuma se le daban de puta madre, me extraña su actitud. Con las dos manos recorro su cuerpecito de varón desnudo gentilmente, los cabellos oro y la espalda, cuando el jabón llega a la cara....ayyyy!!!un grito se le escapa de los labios a todo tren.

-Ana: René pero que te ha pasado en el ojo?(me espanto)
-René: ....esto....nada, me he caído en el tobogán, ha sido un accidente(responde sospechoso)
-Ana: ten más cuidado, se que te gustan los piratas pero eres muy joven para llevar parche.(bromeo)
-René: sería genial, con loro y todo en el hombro(fantasea un poco)
-Ana: tu sabes que los piratas son hombres rudos y testarudos, verdad?
-René: si, van por el mundo buscando aventuras, tesoros y chicas guapas.
-Ana: precisamente, para ser un pirata tienes que enfrentarte a monstruos sin temblar, te harán daño pero nunca debes retirarte o se hundirá tu barco, lo permitirías?(le guiño el ojo)
-René: claro que no, lo defendería hasta el final(asegura valeroso)
-Ana: pues eso, el barco de todas las personas es su propio ser y debes cuidarlo de cualquier monstruo o pirata que quiera hundirlo, me lo prometes? Prometes que no te dejarás hundir?(le enseño mi dedo en gesto de promesa)
-René: lo prometo Ana, nada me hundirá(enlaza su dedo)
-Ana : así me gusta corsario, arrrrg

Entre risas acabamos el baño. Amo a René. Dicen que el lado opuesto del amor es el odio y viceversa y que el uno sin el otro no pueden existir. Desnuda para tomar mi baño recuerdo como se ven, en mi propia piel, las huellas azules, los moretones. Mis costillas, mis hombros, mis cejas. René era el encargado de buscarme cuando papá llegaba borracho con ganas de golpear. El escondite en mi piel se sentía muy destructivo. René de 5 años me encontraba en cada escondite y en mi se saceaba la sed del monstruo de los mares de cuyas entrañas vengo. Quizás por eso lo ame más que a los demás, más que a nadie hasta este momento, al igual que a mis tatuajes, representan la otra cara del odio de mi pasado, eso los hace más adorable, mas amables. Quizás no haya entendido mi metáfora de los piratas, o quizás si, nadie entiende la inmensidad de la mente de un niño. Pero yo si entendí el lenguaje de sus huellas azules en el ojo, soy experta en ello. Este es un dilema que debo resolver, por René.

El renacer de AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora