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Yacía bajo un árbol cómo todas las tardes mientras sonaba la misma canción; una, otra, y otra vez.

Sentía que se sabía tanto la letra de la canción que ni el mismísimo compositor tendría tal conocimiento de ella.

Miró al cielo.
Las nubes blancas y esparcidas con muy poco interés en mantener el orden, el cielo de un tono celeste que más tarde se tornaría lúgubre con la llegada del cambio de estaciones, y las hojas naranja de su amado árbol que ahora se encontraban sobre él y todo el suelo.

La llegada del invierno era más que notoria, el frío del otoño daba a entender que el invierno no tendría piedad alguna y él; sabía más que nadie que no necesitaba piedad.
Amaba el frío cómo a la vida misma y eso le hacía sentirse único y libre en el mundo. Su mundo.

Perdido en sus pensamientos y al ritmo de su canción favorita la cual siempre permanecía en "repetir"; no se inmutó de la llegada de otro chico a su lado.

El joven no dijo palabra alguna, pero sin embargo eso no le impedía querer mirar el rostro pálido de aquel chico que siempre estaba bajo ese árbol. Le gustaba eso de él, su forma despreocupada de ser.
Era un chico al cual no le importaba estar sólo, pero tampoco se sentía a gusto en la soledad ya que siempre iba acompañado de su música cómo su gran amiga y solución de problemas.

Sentía la necesidad de conocerle a fondo. Quería entablar una conversación con aquel individuo cuyos ojos eran gatunos y siempre permanecían cerrados en un profundo sueño o absortos en el hermoso cielo.

El chico moreno que había estado vigilándole desde siempre en la lejanía, en un lugar donde nadie le viera y sólo él supiera de su obsesión con aquel hermoso chico despreocupado; quiso que aquel notara su existencia en el mundo.

"ㄧTodo el mundo merece ser recordado y que alguien sepa de nuestra existencia, Jimin."

Esas palabras siempre rondaban en su cabeza. Su madre siempre le decía que debía ser un chico que luchara por lo que deseaba y que hiciera lo que su corazón sentía correcto.

El en muchas ocaciones le había nombrado al chico del árbol, y su madre le habló con total dulzura y razonamiento.

"ㄧEso es amor de verdad. Estás enamorado y espero no salgas herido, pero hijo mío si no te dejas amar nunca sabrás del amor, debes amar incondicionalmente para recibir lo mismo o tal vez no ser correspondido; pero de eso se trata el amor, es dar y no esperar nada a cambio."

Esas palabras eran las que hoy le habían animado de hablar con él.

Pasado del tiempo en que lo vió por primera vez; su mejor amigo había notado que él estaba demasiado interesado en ese chico, así que hizo lo posible por ayudarle y averiguar sobre aquel chico; el cual ahora ambos sabían, ya que Taehyung le había dicho... Se llamaba Min Yoongi pero nadie sabía nada más que su nombre puesto que era muy reservado y no quería tener ningún tipo de relación con aquellos que le rodearan.

Se acercó lentamente al rostro del chico pálido y le miró atentamente. Por suerte éste ya había cerrado sus ojos y no notó que aquel moreno llamado Jimin estuviera cómo un acosador mirándole despectivamente.

Trataba de tomar valor y despertar al bello durmiente de su 'eterno' descanso.

Sabía perfectamente cuantas horas dormía aquel chico; y no es que Jimin fuera un acosador, sino que el joven Yoongi siempre dormía sólo unas 4 horas bajo ese árbol, aunque según Jimin pensaba, Yoongi dormía más que eso, Jimin incluso se sorprendía de verle despierto mientras caminaba todas las tardes a acostarse en el mismo árbol cómo una rutina que se tomaba muy en serio y debía cumplir o morir.

Estaba a punto de sacarle los audífonos a aquel muchacho de ojos gatunos ㄧsin importar cómo aquel chico lo tomára, probablemente le rompería el rostro o algo peorㄧ y decirle sus sentimientos hacia él cuando Yoongi abrió sus ojos de golpe pero al ver oscuridad porque Jimin le hacía sombra, chocó contra la cabeza de éste y Jimin se alejó frotándose con un rostro que sólo demostraba dolor.

ㄧ¿Y tú quién eres? ㄧDijo Yoongi secamente cómo solía hablarle a todo el mundo.

Jimin había entrado en un pánico que le hacía incluso querer salir corriendo de aquel lugar y dejarlo con la palabra en la boca.

Aquel chico nunca le había dirigido la palabra, y Jimin quería que el día que Yoongi le hablase; fuera especial.

Jimin amó la voz proveniente de ese ser tan divino cómo era Yoongi, pero tuvo miedo de que fuera la última vez que le escuchase.

el chico del árbol ↪ y.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora