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La primera clase del día se trataba de pociones y Harry sabe que todo irá mal desde ahí. En realidad todo siempre iba mal si tenías clases de pociones, pertenecías a Gryffindor y sobre todo si tu nombre era Harry Potter. Así que el ojiverde realmente no mantiene altas esperanzas en sobrevivir el día de buen humor.

Los lugares asignados eran imposible de cambiarse. Y en realidad a Harry nunca le había importado menos siempre y cuando no quitaran a Ron de su lado. Sin embargo en este momento no podía estar más abrumado de tener a Theo y Blaise detrás de ellos. Lo suficientemente cerca como para escuchar los murmullos de estos al hablar.

Sentía que podía entrar en pánico en cualquier momento.

Su grupo de amigos siempre llega justo antes de que la clase vaya a comenzar, cuando todos los demás ya están en su lugar, por lo que es imposible que las miradas no se posen sobre ellos, mucho menos ahora que todos tenían la atención en el ojiverde.
Así que siendo consciente de esto último se prepara mentalmente, toma una pequeña respiración, seca sus manos en su pantalón y camina junto a su pelirrojo amigo aparentando tranquilidad.

Solo soltando un saludo cordial y sonrisas amistosas a Daphne y Adrian quienes se sientan delante de ellos.

Harry se asegura de no mirar directamente a Theo, incluso cuando es inevitable cruzar miradas con Blaise mientras se sienta. Finge no darse cuenta de cómo todos lucen expectantes y como Draco hace sonidos de besos para molestarlo.

Siente que es una eternidad lo que realmente son un par de minutos antes de que el profesor Snape comience la clase.

—Harán equipos de cuatro estudiantes para este trabajo, los profesores estamos obligados a hacer convivir las casas, así que asegúrense de que no todos sean de la misma. Ahora —su poco entusiasta tono no hizo mucho para alegrar a los jóvenes. Ciertamente él creía que aquello era una tontería tanto como la mayoría de los jóvenes. Pero Dumbledore era Dumbledore, y había que hacer caso a sus recomendaciones.

Ron murmura algo sobre pésima suerte mientras permanecen en su sitio.

—Potter, deberías aprovechar para estar con tu amorcito —Draco grita desde atrás, unas cortas risas haciendo eco a sus palabras. Porque no lo dejaría pasar hasta obtener alguna reacción, y que mejor que en clase con el profesor que más le odia.

Harry lo ignora, sabiendo que si giraba siquiera a verle no podría soportar no golpearlo y hacer que guarde silencio.

Y no lo golpearía ahí, Snape no tardaría en intervenir, y él quería que durara. Quería destrozar su rostro tranquilamente.

Los cuchicheos no se hicieron esperar mientras el ojiverde se encarga de no mirar hacia él inevitablemente involucrado pelinegro detrás de él. Porque no quería saber que opinaba al respecto, y porque le aterraba mirarle y obtener alguna reacción.

Ron sin embargo no se contuvo a mirar por sobre su hombro fingiendo buscar a Hermione. Notando como Nott parecía discutir con Draco silenciosamente a metros de ellos.

Harry mientras tanto hizo equipo con Adrian y Daphne. Ron evitó decirle lo que había visto.

La clase terminó sin más complicaciones. Pero con muchas miradas viajando de lado a lado y trabajos estropeados por falta de concentración.



Para hacer la clase más dinámica y poner a prueba a cada estudiante de una mejor manera, Remus Lupin como profesor de defensa, se encargaba de rotar las parejas que llevarían acabo las lecciones cada día.

Y solo una vez cada estudiante pasaba por todos sus compañeros el ciclo se repetía.

Todos habían ignorado deliberadamente cómo Harry no había estado aún practicando junto a Theo, sin embargo fue Draco quien se encargó de recordárselos, porque claro que no estaría satisfecho hasta ver sufrir con sus propios ojos al adorado niño de oro.

—Potter no ha practicado con nuestro lindo Theo aún —Harry apenas y pasa la vista sobre el mencionado un segundo, cruzando sus miradas. Entonces su vista se posó en el rubio molesto con el que llevaba rivalizando varios años—. Apuesto que debe estar deseando pasar más tiempo con este.

No tarda demasiado en responder esta vez, caminando un paso más cerca.

—Tampoco contigo, apuesto que incluso llamarías a tu papi para evitar quedar en ridiculo contra mi de nuevo, ¿o no recuerdas la última vez? —unas cortas risas de sus compañeros se escucharon, todos estaban atentos, mirando entre la puerta y ellos en la espera de que nadie les interrumpa.

Discretamente incluso hacían apuestas, ¿Harry golpearía a Draco finalmente? ¿Lo hechizaría quizá?

—No te metas conmigo, sabes que las serpientes siempre son un tema delicado para ti, ¿o no? —señalo con una mirada a su amigo, pero el ojiverde no prestó atención a este.

¿Estas seguro de que soy yo quien tiene que tener cuidado? —hizo uso de la lengua parsel, mirándole directamente mientras se acerca un poco más, lo suficiente para que sus respiraciones se crucen. El verde de sus ojos nunca siendo tan intenso como en ese momento, ardiendo en molestia.

El grupo jadea en un suave eco, sorprendidos. El ojiverde nunca hablaba en parsel, no lo hablaba cuando estaba molesto, ni cuando estaba alterado. No lo hablaba porque sabía el pánico que generaba, y odiaba generar pánico.

Draco había agotado su paciencia por ese día. Era una advertencia y todos supieron tomarla.

Para suerte de Harry, le toca ser compañero de Draco.

Esta vez es Neville quien atrapa la mirada del pelinegro Slytherin sobre su amigo. No muy seguro de que pensar al respecto.

30 segundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora