Cuatro// No vuelvas a lo mismo

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Me removí incomoda de mi cama, aunque esta no se sentía como mi cama. Abrí los ojos lentamente y vi al Nico mirándome atentamente.

—¿Qué pasó? -me pasé una mano por la frente desordenando mi flequillo.

—Te dio una descompensación. —la enfermera se adelantó y se sacó sus lentes—¿Qué tomaste de desayuno?

—Nada—me removí incomoda.

—¿Hace cuánto que no comes?

—No lo sé.

—¿Hace cuánto que no comes? — me lo repitió y la vergüenza me invadió. El Nicolás seguía aquí y sentía como me juzgaba con la mirada.

—como desde ayer en el medio día.

Ella asintió y anotó algo en el computador.

—Gracias por traerla, Nico. puedes irte.

el asintió y me dio una última mirada antes de salir de la enfermería.

—dime la verdad, ¿tienes problemas con la comida?

me quedé callada por un buen rato y después suspiré.

—Si, pero no se de la lata de retarme porque ya tengo con que mi hermano lo haga.

—bueno, pero por lo menos tu hermano lo sabe y hace que te cuides. eso que haces no esta bien. no puedes saltarte las comidas, eso y muchos más factores pueden hacer que tengas anemia.

—si, lo se.

—¿prometes que por lo menos tratarás de empezar a comer mejor?—me miró seria.

—trataré de hacerlo.

—bien, toma—me dio unas galletas—podi irte, tus papás te están esperando a fuera.

—¿qué?, ¿los llamó?—me bajee rápido de la camilla—puta la wea

—cuidaito con tus palabras—me apunto con el dedo.

—ya, gracias por las galletas. chao.

(...)

—¿hace cuanto te esta pasando esto? ves, esto te pasó porque no nos cuentas nada, y al no contarnos nada no nos preocupamos de ti. eri la ma weona, Valentina. —mi Mamá se dio vuelta para mirarme, íbamos en el auto de mi Papá para el departamento, y eso solo significaba que tendríamos una conversación seria.

Yo no podría decir que mis Papás son malos, o por lo menos no mi papá. ellos tienen una muy buena relación a pesar de que ya no están juntos desde como 9—10 años. El siempre ha sido una persona presente en mi vida diaria y eso también es lo que le molesta a mi mamá, le molesta que yo sea más apegada a mi papa que a ella. Pero que wea mas insignificante. En fin, dramas de Mamá.

—Calmate, Cristina—le dijo mi progenitor—Deja que la Vale nos cuente. No hay porque tratar mal a nadie.

—No se cual es tu maldita manía de hacer sentir mal a las demás personas—le digo a mi mamá, espero que no me haya escuchado, pero cuando me mira me doy cuenta que si lo hizo.

No dijo nada, solo me miro.

—¿Nos queri contar qué es lo que pasa contigo, o preferi esperar un tiempo?—mi Papa mide sus palabras.

—Si no me pasa na' oh—me quejé.

—Valentina, si no nos deci que te pasa no te podemos ayudar.

—Entonces no quiero su ayuda po—mire seria a mi mamá y me fui cascando a mi pieza.

Me cambié el uniforme por mi pijama y me tire en mi cama. Ya se estaba acercando el invierno, y eso solo significaba una wea: cama, películas y comida.

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