La apuesta [ChessxGlam] Metal family

Capítulo Dos

- Vamos, Glam, no seas así conmigo. Ya te dije que fue solo un sueño. - llevaba aproximadamente más de una hora rogándole a su mejor amigo que durmieran juntos otra vez. En un principio le pareció una buena broma contarle su sueño húmedo a su mejor amigo, con la finalidad de que este abandonara su rostro siempre tranquilo y se pintara de carmín hasta las orejas, cosa que finalmente logró.

- ¿Cómo pretendes que duerma contigo cuando sueñas esas mierdas? Se identificar cuando mi trasero corre peligro. - Respondió a la defensiva el rubio.

- Vaya, creo que incluso ya has pensado quien sería el que pone el trasero aquí ¿O no? - No pudo evitar seguir molestándole, le encantaba ser la única persona que causaba tantas emociones en él, ese rostro inocente que tenía francamente le enloquecía, y les pedía a todos los cielos que fuese un poco más fácil convencerlo de que se dejase llevar.

El de ojos azules se sonrojó furiosamente y le miró directamente a los ojos, aunque no pudo mantener la vista, porque se encontró con aquellos orbes que le miraban llenos de coquetería. Definitivamente no se arrepentía una mierda de lo que le había contado.

Pero lo peor de todo, es lo que sentía sobre aquello, por un momento se vio haciendo eso con él, como si fuera capaz de realizar aquel acto tan desvergonzado, pero le llamaba la atención, ¿se sentiría tan bien como para pasar metido toda la noche dentro del baño? Era cierto que él no tenía experiencia en nada de eso, es más, siempre se consideró un cero a la izquierda en temas de romance, nunca había tenido novia, enamorada, o lo que sea que pudiese ser con el sexo femenino. Mucho menos con un hombre.

Pero, en el fondo él sabía que no era cualquier hombre, no era un desconocido, era su mejor amigo, el que le había ayudado tantas veces, el que lo había rescatado de aquel infierno que una vez llamó "Hogar" que le defendió y le plantó cara a la situación y no dudó ni siquiera un segundo en tomar su mano y abrió sus brazos, otorgándole comida, albergue y sobre todo, el cariño que el necesitaba en ese momento tan gris de su vida.

Fue directamente al baño y se miró en el espejo, no encontró nada que pudiese destacar de su apariencia, si bien, sabía que se le podría considerar "Atractivo", no había ni un rastro de lo que tenía Ches, esa expresión atrayente que volvía locas a las mujeres, la coquetería que parecía emanar de sus poros, algo que hacía imposible para todas las damas no caer en sus brazos.

Lo había visto más de una vez, cuando después de una tocata se había ido de fiesta con alguna desconocida, sujetando su cadera como muestra de posesión, ella simplemente sonreía y se pegaba aún más a su cuerpo, daba vuelta el rostro, para mirarle fijamente, guiñarle un ojo y voltear nuevamente.

Eso lo volvía loco, sentía como sus celos aumentaban, pero debía permanecer callado, ¿qué pensaría su amigo si es que se diera cuenta? Probablemente bromearía con la situación, y el realmente no estaba de buen humor como para aguantar cosas que ni siquiera entendía.

Seguramente el querer estar con él de "esa" manera era simplemente un deseo pasajero, quizás ya se había cansado de estar con muchachas más sencillas o fáciles y quería probar algo nuevo, algo que le fuera mucho más difícil y él era el reto perfecto.

Ches no dejaba de mirarle, sentía lo que había soñado como algo tan real, quizás incluso posible, solamente tenía que encontrar el momento adecuado, sabía que Glam podía ser muy terco a veces, pero si lo intentaba, quizás incluso aceptaría por mero cansancio. No podía negar que antes de tener ese sueño, se había dado cuenta de que algo ocurría entre ellos. Bueno, era algo más o menos unilateral ya que se moría por besarle y hacerle un par de cosas más. Pero no era algo pasajero, ni una mala pasada de sus alborotadas hormonas de adolescente. Luchó durante mucho tiempo para tratar de sacarlo de su mente, hasta que finalmente se dio cuenta de que había caído completamente por su mejor amigo.