𝐓𝐈𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑

709 69 10
                                    

No sé cómo estar sin ti, me siento triste, tan sola, todo a mi alrededor es gris, yo me siento gris. Le doy terapia a mi corazón con alcohol, me siento tan perdida sin ti, no logro entender lo que nos pasó, simplemente no encontramos más motivos para estar juntas, ¿por qué? Ayúdame a entenderlo aunque ya no estés conmigo.

¿Lo que tuvimos fue real? A veces esa pregunta invade mi mente. No puedo dormir pensando que me mentiste.

¿Debería recordarte todo lo que me prometiste? ¿Fue todo cierto o fue una mentira? Paso noches enteras tratando de encontrar las respuestas.

¿Por qué tenías que cruzarte ese día frente a mí? Me diste tu mejor sonrisa y me enamoré, caí como una tonta, caí a un oscuro agujero del cuál ya no pude salir y tú no me ayudaste a salir, no me salvaste.

¿Acaso no te importó lo que tuvimos?

¿Por qué tuviste que herirme de esa forma?

Ese día jamás se borrará de mi mente, esa tarde de invierno, yo estaba tan bien sin ti pero entonces te vi y sentí que jamás podría a volver a ser la misma, tus ojos negros penetraron mi alma, tu sonrisa mi corazón y tú...inundaste mis pensamientos, no había día que no pensara en ti desde la primera vez que te vi.

Y entonces, te volví a encontrar, ¿era el destino o era simplemente una coincidencia?

—Hola.—Y tu voz invadió mis oídos, tu hermosa voz.

—Hola.—Te respondí tímidamente.

Yo siempre fui una chica muy cerrada con el mundo, muy tímida y muy callada pero tú hacías que yo quisiera gritar.

—Te vi ayer y me pareciste una chica muy bonita.

Vaya que me creí tus palabras. Me sonrojé al instante, nunca nadie me había dicho eso.

—G-Gracias.—Mis palabras se cortaban, mi corazón estaba al cien y mis nervios al doble.

—Soy Haerin.—Extendiste tu mano, se veía tan suave.

—Danielle, soy Danielle.—Tomé tu mano y pude sentir una corriente recorrer mi cuerpo.

Mis ojos se encontraron con los tuyos y te juro que vi el universo dentro de ellos.

—¿Quieres ir a tomar un café? No sé, lo que tú quieras.—Me sonreíste y diablos que en ese momento me enamoré. Guardaste tus manos en los bolsillos de tu abrigo y te mirabas tan atractiva.

¿Quieres saber un secreto? Yo odio el café, siempre lo odié pero no podía negarme a esa hermosa sonrisa.

—Hay una cafetería cerca.—Dije mirando hacia la dirección del local.

—Vamos entonces.

Caminamos juntas hasta aquella cafetería, abriste la puerta para mí y vi eso como un gesto tan lindo. Entramos y buscamos una mesa desocupada, había una cerca de la ventana, entonces fuimos y nos sentamos, tú frente a mí y no podía creer que una chica tan bonita como tú, estuviera compartiendo conmigo. Te quitaste tu abrigo y yo hice lo mismo, después de todo era cálido dentro. Hicimos nuestros pedidos y mientras tanto, me mirabas, yo desvié mi mirada, me sentía avergonzada, nunca me gustó que me miraran pero contigo...quería que lo hicieras todo el tiempo.

El silencio se hizo presente pero no era incómodo, pareciera que nos conociéramos de hace mucho. Miré la ventana y estaba empañada, yo siendo tan curiosa y tan yo, comencé a hacer garabatos en la ventana, escuché una pequeña risa de tu parte pero no te miré, tan sólo sonreí. Entonces tu dedo se encontró con el mío y te miré cuestionando lo que hacías pero sólo me sonreíste y empezaste a hacer pequeños dibujos, el más memorable, un pingüino. Observaba atenta a todo lo que hacías y entonces dibujaste un conejo, no entendía por qué.

𝐓𝐈𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐅𝐄𝐕𝐄𝐑 › daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora