Cuídame por favor

395 39 2
                                    


Sanji se dio cuenta en ese momento de lo que sucedía, su omega eligió a zoro para acompañarlo en su celo, o eso asumió él, algo que claramente lo hizo entrar en pánico, no sabia como salir de ahi porque estaba lo suficientemente nervioso para que su olor se expandiera por toda la habitacion llegando a la nariz del peliverde.
Este claramente se preocupo y quiso preguntar, hasta que notó al rubio demasiado nervioso como para querer responder, asi que solo le paso un brazo por el hombro al cocinero intentando que su acción se tomara de buena manera.

El omega de sanji solo saltaba hasta que noto el acto de zoro, esto lo hizo detenerse por un segundo y decidio tomar el control de sanji por un momento.

De la nada sanji miro de frente al espadachín, este no sabia que hacer, el olor a nerviosismo del rubio se habia dispersado hasta que sintió otro hedor, este era mas denso, volvio a mirar al rubio y noto sus pupilas mas grandes de lo normal, y ahi fue cuando lo noto.

-Ehh cocinero, vuelve por favor, creo que deberias ir a tu cama y dormir, si, eso- dijo nervioso, como nunca nadie habia visto a Zoro.

Por un momento sanji volvio a tener el control de su cuerpo, al escuchar a zoro de esa manera se dio cuenta de que si al molesto marimo no le importará esto, simplemente se habría ido, pero estaba ahi, intentando calmarlo y aconsejandole que hiciera lo correcto, pero para este punto su omega ya no queria, si no que necesitaba algo mas que mirar desde lejos al espadachín.

-Z-Zoro mh, sere directo, mi omega te eligio, tu tienes que decidir si lo aceptas, y si lo haces, cuídame por favor- dijo rapido antes de que su omega volviera a tomar posesión de su cuerpo.

Zoro no sabia que hacer, por un lado estaba él cocinero fastidioso pervertido con el que peleaba cada vez que tenian la oportunidad, y por otro, estaba este indefenso omega, que lo miraba con los ojos negros, implorando una respuesta de su parte.

-Mh z~zoro, estoy humedo para ti~ - estas palabras paralizaron al espadachín, una oleada grande paso por su cuerpo, su alfa ya no estaba contento y saltando, estaba expectante a lo que iba a hacer zoro y una que otra vez le aconsejaba aceptar la oferta del rubio.

Derrepente el peliverde se paro de su asiento, fue hasta la puerta y cuando el rubio estaba casi implorando que se quedara, zoro no hizo mas que cerrar con seguro la puerta, encerrandolos a ambos, con las ganas inmensas de unirse frente a la luna.

Zoro se acercó lentamente a Sanji, este lo miraba con cara de súplica, cuando el alfa decidio acercar sus rostros a tal punto de rozar sus narices, de pronto cerraron los ojos y se fundieron en un beso que ambos sabian que necesitaban desde antes de que pasara todo esto, zoro solo pensaba en lo mucho que se arrepentía de nunca haberse atrevido a decirle al cocinero lo mucho que ansiaba sus labios, pero habia valido la pena tanta espera.

Se sentia en el cielo, sus labios eran suaves, subio una mano a su mandibula y la otra se poso cariñosamente en su cintura, era un beso dulce, pero el rubio necesitaba más, de pronto este paso a ser un beso apasionado, ambos recorrían sus cuerpos con sus manos en lo que se besaban, era una danza que solo ellos entendían, cuando ya dejo de ser suficiente.

Comenzaron a sacarse la ropa, en un dos por tres ambos estaban desnudos, contemplando tranquilamente sus cuerpos y sintiendo cada vez mas las ganas, y la atracción entre ellos se podia casi palpar, sanji lo miraba y se sentía cada vez más húmedo, era tan sexy, sus musculos, sus marcas de peleas, todo en él lo hacia sentir mas de lo que debería, queria todo si era de él.
Y Zoro, sentia una necesidad inmensa de tocar cada parte de su piel, era tan blanquecina, tan delicada, parecía que cualquier cosa lo podia romper, pero a la vez era tan sensual, veia su pecho marcado y sus curvas pronunciadas, lo deseaba.

Volvieron a besarse igual de apasionados, cuando Zoro decidió avanzar aún más, puso sus manos sobre sus caderas pidiendo permiso para seguir, y sanji obviamente se lo dio, recorrió con delicadeza el camino hasta sus nalgas, y enterró uno de sus dedos en ese agujero que rogaba atención, este paso fácil ya que el rubio llevaba mucho tiempo humedo, luego sumergió otro de sus dedos y asi hasta ampliar su entrada lo suficiente para abrirse paso.

Entre besos llevo suavemente a recostarse en el suelo al cocinero, este solo se dejaba guiar por el espadachín, entre gemidos gustosos pedia más, zoro estaba haciendo lo que queria con su entrada pero el necesitaba ser uno con el estupido marimo, asi que tomo las riendas del asunto y decidio subirse en el peliverde.

Cuando lo dejo en el suelo, sin mas se acomodo sobre el, acomodo el pene de zoro en su entrada y bajo lentamente, hasta sentirlo tan adentro como era posible, empezo lento, la habitacion se llenaba de gemidos y sonidos que reflejaban el placer que sentían ambos, cuando se sintió listo el rubio comenzo a moverse, se sentia tan apretado, todas las sensaciones estaban al mil en su cuerpo, comenzo a moverse mas rápido, era una sensación tan deliciosa, no queria que terminara nunca, golpeaba repetidas veces su punto, empezo a gritar mas que gemir y de su boca solo salia "Oh por dios", "ah marimo!", "Más, Más, Máss!".

Pero Zoro no se quedaba atras, su cuerpo le pedia más, estaba en el éxtasis, se sentia adicto al cuerpo de ese cocinero y cada vez quería, no, necesitaba más, tanto que despues de un tiempo decidio volver a tener el control, salio unos segundos del rubio y lo puso en cuatro, lo que le daba una vista perfecta de la sensual entrada de su estupido cocinero, no se resistió y volvio a entrar en el, embistiendo cada vez más rápido, ambos ya no podían más, solo se escuchaban ruegos y unos gemidos muy roncos de parte del peliverde, su alfa lo queria poseer, queria marcar a ese lindo rubio, queria hacerlo suyo, y cuando ya estaban en el clímax, lo mordió en el hombro, ahi no iba la marca, pero no podia hacerlo sin consultarle antes a sanji en su estado natural.

Lo que si hizo sin consultar, fue anudarlo, no lo pudo evitar, fue mucho para el y sabia que si no lo hacia se iba a ganar un regaño de parte de su omega, asi se quedaron hasta que el nudo bajó, luego el espadachin salio de él y se recostó al lado del rubio, este ya se habia dormido, pero a penas sintió al peliverde a su costado, su cuerpo se movió por si solo y lo abrazo, hasta que el otro tambien se durmió.

Mi Omega Te Eligió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora