CAPÍTULO UNO

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Jungkook es alto y grande de por sí, pero luego de haber empezado el gimnasio y haber hecho tantas pesas, pues ocupaba más espacio y llamaba la atención. Con sus pintas de preso, como decían las abuelas anticuadas, era imposible no notarlo.

Todo lleno de tatuajes y piercings, con una apariencia exquisita a los ojos y un aura misteriosa, era el sueño de cualquier adolescente.

Pero en la vida real, sólo era un joven tímido y amable, introvertido de primera. Le asustaba hablar con la gente y conocer personas nuevas.

Sus únicas pasiones eran tejer, hacer cosas bonitas e ir al gimnasio, además de pasar desapercibido.

Oh, y su pasión oculta, era observar al pelirosado bonito que entrenaba a la misma hora que él.

Preciosísimo, pensaba. Lucía como un ángel incluso después del cardio, que según él era lo peor del mundo.

— Deberías hablarle. —le animó su entrenador, Eunwoo.

— No... —fue todo lo que respondió, volviendo a la barra.

La gente solía frenar para mirarlo, pues no todos los días veían a alguien hacer el press de banca con sus buenos ochenta kilos.

— Estás para más, Jeon. —fue lo que dijo Eunwoo— Y no, no hablo de la barra.

Se preguntó a sí mismo, ¿cómo podría acercarse al chico bonito sin hablarle?

— Tú puedes, tonto. Quien quita que en unos años me invites a tu boda con él... —animó— Vamos, yo creo en ti.

Entonces una idea se le vino a la mente, y cuando llegó a su casa, la puso en práctica. 

BIG BOY, CROCHET BOY - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora