CAPÍTULO CINCO

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Jungkook estaba algo ido, pues ese día, Eunwoo no había ido al gimasio por razones de salud y aunque le deseaba una pronta recuperación, ¿cómo podía hacerle aquello?

¿Quién dejaría el regalo en el bolso de Jimin? ¿Él? ¡Eso era demasiada responsabilidad para un inadaptado social de su tipo!

¿Qué demonios haré? pensó, mordiéndose el labio.

— Hola, Jungkook... —un pelirrosado bonito interrumpió sus pensamientos.

Simplemente movió su mano mientras sonreía levemente, al borde del colapso.

— ¿Te molestaría ser mi spotter hoy? —preguntó algo tímido, pues no acostumbraba a pedirle ayuda a otras personas, sólo a su entrenador— Sólo debes quedarte al lado por si se me complica... —explicó rápidamente.

— Está bien... —respondió, asintiendo y seguidamente acompañándole hasta la barra.

— Son dos series de diez con sesenta, y dos de ocho con sesenta y cinco. —le dijo, acostádose en el banco.

— ¿Habías hecho antes? —preguntó, para saber qué tan alerta debía estar.

— Sólo con sesenta, y ocho repeticiones. Hoy me tocaba adaptar. —sonrió— No vayas a reírte si no llego. —advirtió, señalándole con su dedito índice.

Jungkook se sintió devastado.

— No... —negó— Tranquilo, yo te cuido. —se posó detrás de la barra.

Con paciencia, hasta le corrigió un poco en su técnica y le dió algunos consejos para que se le hiciera más fácil, ya que en la última vuelta, sólo pudo hacer seis repeticiones. También le recordó que no estaba mal levantar menos peso, que no debía preocuparse pues ya podría con más.

Nunca habían hablado tanto como esa vez.

Volviendo a lo que le concernía, apenas Jimin le avisó que iría al baño, se las ingenió para colocar le regalo por su cuenta y fingir demencia luego.

— ¿Viste a alguien cerca de mis cosas? —le preguntó al volver.

— No... —negó— ¿Sucedió algo? Yo fui a verificar que mi bicicleta siguiera en el estacionamiento... 

¿Cuál bicicleta? ¡Si vivía a la vuelta del gimnasio!

— Oh... —hizo un puchero— No, nada... ¿De verdad no viste a alguien?

— No. —respondió nuevamente.

— Y por políticas de seguridad, no podemos ver las cámaras... —bufó— ¿Tú que harías si alguien te deja regalos todos los días, desde el anonimato?

— Los apreciaría, supongo... —se encogió de hombros, rascándose la nuca.

— ¿No querrías conocer a la persona detrás?

— A veces es mejor no saber nada. —respondió con honestidad.

— Pero estoy intrigado, quiero conocerle y decirle que sus detalles son lindos... Que me gusta...

Aquello le dejó una sensación demasiado hermosa, pero debía calmarse.

— ¿Y si lo conoces y no te gusta lo que ves? —preguntó, tratando de que no se oyera tan personal.

Debía parecer una conversación normal en la mayor medida.

— Eunwoo me dijo que no era alguien feo, y de todas formas, ¿qué es lindo y qué es feo? Después de todas esas notas y regalos, yo ya sé que es alguien hermoso. —se encogió de hombros.

Luego de ver el gorrito de colores que le había obsequiado, realmente creía que era alguien hermosísimo.

Más que los regalos en sí, era el detalle, el tomarse el tiempo, y no sólo de tejer, sino que también de escribir algo bonito.

¿Por qué no podía encontrarlo?

BIG BOY, CROCHET BOY - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora