CAPÍTULO OCHO

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— Jungkook no ha estado viniendo, ¿sabes por qué? —le preguntó a Eunwoo.

— Si viene, sólo que se le complica para venir en este horario. —le sonrió— ¿Por qué preguntas?

Maldito cobarde, ven a dar la cara. Maldita sea. Le era imposible no fruncir el ceño al escuchar aquello.

— Es mejor spotter que tú, la otra vez casi muero debajo de la barra, y tú mirando culos. —reclamó.

— Sólo miraba la buena calidad de la tela, eso no es un crímen. —se excusó.

— En fin, ¿dónde vive Jungkook? —fue directo.

— ¿Por qué preg-

— Eunwoo, sé que es él. —lo miró fijamente— Lo que no sé, es por qué piensa que tengo a alguien. No sé qué pasó, pero lo extraño. —admitió.

Más allá de los regalos, también resultó ser un buen compañero dentro del gimnasio, atento y cuidadoso.

Estaba cayendo por él a un nivel rapidísimo. Demasiado.

— No puedo decirte dónde vive... Eso es demasiado, incluso para mi que soy fanático del amor. —hizo una mueca— Pero si quieres saber, es en esta misma cuadra, a la vuelta. —le sonrió.

Jimin tomó sus cosas y se abrigó para poder salir... Y como si se tratase de una película, mientras él estaba por salir, Jungkook estaba por entrar.

— Detente ahí. —fue lo primero que dijo— Y hablemos.

— L-Lo siento, no pu-puedo-

— No era una pregunta. —entrelazó sus brazos— Aquí en frente hay un café, ven que vamos a conversar un ratito. —le sonrió, como un loco.

Eunwoo, que veía la escena desde lejos, se preguntaba hasta cuándo sería espectador.

BIG BOY, CROCHET BOY - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora