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Miraba desde la orilla del lugar a la chica con una sonrisa sínica, característica de ella, mientras sostenía unas tijeras repletas de sangre.
Sakura había puesto en peligro la vida de todas sus compañeras de trabajo por intentar escapar; ahora todas de los traidores de tan grande mafiosa. Sin embargo, ella pudo escapar y fue encontrada por sus superiores.
-Sólo disparale, Sakura, es todo lo que tienes que hacer-resonaba en el auricular de su oído derecho
-Lo sé, pero se mueve demasiado
Claro que no, lo único que se mueve de ella son sus manos y su mirada que divagaba entre las tijeras ensangrentadas, su víctima desfigurada frente a ella y la chica que más anhelaba; Sakura.
-¿No lo vas a decir? ¿Solo porque ya notaste que tus compañeras cobardes hackearon las cámaras?-soltó una corta y sarcástica risa-Esa chica no sabe susurrar ni estando detrás de una pared como estas.
La pelinegra se alarmó ¿La descubrieron? Ya no podía salir con vida de aquí.
-Tranquila, Sakura-se dijo a su misma-Ella no te hará nada malo
-¿Como que no te hará nada malo?-su auricular hablo de nuevo-¿No sabes quien es?
-Es que yo
-¿No lo vas a decir?¿Nada?-la castaña balanceó la herramienta ahora en sus dedos
La víctima no respondió ni aunque logró ver a Sakura, animándola a hablar. ¿Quiénes son los buenos y quiénes son los malos?¿El gobierno no lo es?
-Dispara ya, es el último que te queda luego de tu negligencia
A sus ojos, todo sucedía en cámara lenta; ella se despedía de su compañera mientras sacaba una pistola de corto alcance, la víctima soltaba algunas lágrimas y por su mente pasó algo fugaz, algo que había ignorado.
Flashback
-Sakura, vamos a casa
-¡Ya voy papá!
De repente una camioneta negra se colocó dtreas de ellos, una arma salió de las ventanas polarizadas y su padre, en pánico, la cubrió con su propio cuerpo.
-Saku, corre a casa y dile a todos que los amo mucho
¡BANG!
Un balazo sorprendió a todo el mundo, pero más a la pequeña pelinegra de tan solo ocho años que derramaba lágrimas al oír el último suspiró de su padre y las palabras de esas personas.
-Un rebelde menos
Salió corriendo de ahí para cumplir el deseo de su padre y al mirar atrás, había algo que resaltaba, algo en la matricula de la camioneta que no era normal en Corea; El símbolo de la policía.
