Comadrona

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Una pesadilla convertida en el sueño perfecto con la persona indicada. Así, vivir con Tails Doll significaba vivir en un cajón polvoriento de menos de un metro en el que Sonic.EXE claramente no cabía, pero vivir con Sonic.EXE significaba vivir levitando en la nada hasta que alguien fuera capaz de invocarlo.

—Tengo prioridades —renegó mientras veía desde la cama a Doll acomodarse en el cajón de la cómoda que podría desmoronarse si alguien se apoyaba en ella, por más cuidado que fuera el que se tuviera. Por experiencia propia, al menos, Exe en algún momento quiso marcar su nombre con sus garras y toda la madera se desmoronó sobre Doll, quien seguía en el interior y provocó un incendio forestal en medio de su propio mundo, fuego que Zalgo pudo desaparecer al solo mirarlo, pero que dejó correr para lograr que llegara a la cabaña de los proxies. El peluche empujó con pesadez un par de ojos tibios para no manchar su tela durante las siguientes treinta horas de descanso—. ¿No vienes? Para regalarte una segunda oportunidad de saltar y coleccionar una púa mía. ¿Te puedo dar un comentario? No me gusta que insistas en clavarlas al interior del ataúd en nuestra puerta.

—¿Saltar? Me la acabas de atravesar y se rompieron diez de mis costuras. ¡Así que no! Tengo que arreglar eso o me desarmaré cuando me abraces por detrás. Por cierto, tu azote me extinguió la cola derecha, adivina quién debe armar eso —siseó.

—Hay otras cosas que te puedo hacer por detrás —mencionó sugerentemente, Doll lo miró unos segundos y se recostó para poder cerrar su cajón con él dentro—. Me refería a tocar tus nervios, siempre piensas lo peor de mí.

Incluso de esa manera, formalizar una relación con el vulpino fue lo más raro que se manifestó en su mundo durante este milenio, al menos, no solo porque hasta Slenderman visitó la mansión de Zalgo con el afán de saber más —chismoso predilecto, pero un chismoso elegante—, sino porque fue vista la luna roja y, aunque la habían apreciado muchas veces, Pinkamena más como Pinkie Pie dijo que era señal de que fueron bendecidos por el aire que emanaba su tierra, quizá les esperaba algo bueno.

Exe seguía esperando ese "algo bueno", creyó que lo había encontrado cuando Tails Doll se quedó atorado en una lavadora durante una expedición absurda en la cual se involucró por culpa de un ratón. Le pidió ayuda para salir, eso se sintió como el cielo, pero hubo una sensación de soledad que acompañó el agujero en su abdomen, de cuya abertura salpicaba sangre por cada vez que reía, la cual ocasionó el zorro la tarde en la que abandonó la máquina para lavar.

Aquello no importaba en su sentido literal, había vivido miles de años sin tener contacto con alguien hasta que se le dio un cuerpo, el de Sonic, para tener forma y no ser solo una materia amorfa en el universo; sin embargo, él estuvo bien con ese tópico hasta que otra mancha tomó la forma de Tails Doll, todo fue bueno hasta ese momento, porque apenas si lo vio y una fuerza superior lo impulsó a intentar de diversas formas acercarse a él. Para aquel entonces, había considerado cambiar de cuerpo pese a lo reciente que fue para él, mas no se sentía conforme con el suyo.

—Me gusta esa cosa en tu cabeza, ¿es...? —La oportunidad para generar una primera buena impresión no había salido como esperaba, principalmente porque Sonic.EXE se tomó el tiempo de memorizar una conversación donde él era el único que dirigía la palabra y se dio cuenta en el mismo instante en que Tails Doll giró para verlo con un molesto ademán de antipatía—. Es una roca de sangre, ¿arterias o venas? ¿Quizá una sangría? ¿Quién te la dio? —Habría preferido no sonar tan ronco al comenzar, estaba inclinado hacia atrás como si se hubiera petrificado en medio puente, una postura habitual en él, quien siempre levitaba y su propia gravedad le permitía hacer lo que quisiera.

Doll resopló, era de su peculiar disgusto que Exe lo viera desde abajo, sobre todo desde que los rumores que corrían entre las obras de Zalgo apuntaban a que el erizo se lo quería comer de una forma que no se parecía en nada a cuando el zorro se cortaba una parte del rostro para tener una boca temporal que le permitiera tragar pedazos enteros de carne humana.

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