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La lluvia era cada vez más intensa. En el castillo hubo una infiltración de agua que causó una gran inundación dentro de este. 

Todo el castillo estaba repleto de sirvientes, todo excepto la habitación del príncipe. 

Cierta persona se puso en marcha antes de ser descubierta. Gemini dormía plácidamente en sus brazos, sus llantos ya no eran un problema. 

Aunque era un recién nacido, la bruja pudo percatarse del poder que tenía el príncipe. No quería ni imaginar que cosas haría en su reinado, claro, ahora que está bajo su poder, ella no permitiría que llegue a reinar.

—Praew, prepara algo para este niño—ordenó al llegar a casa.

—Mamá, ¿realmente lo hiciste?—interrogó incrédulamente.

—¿Creías que no?—dijo fríamente—. Sabes muy bien que alguien como yo nunca se compadecería de nadie, ni siquiera de un bebé—dejó al príncipe sobre el suelo y dio media vuelta para abandonar el lugar.

Praew se agachó y recogió al bebé. Lo posó sobre su cama y lo cubrió con varias mantas. Tarareó una canción de cuna y finalmente logró que el príncipe cayera en los brazos de Morfeo.

Praew estaba ansiosa, su esposo no llegaba y la lluvia no se detenía, quiso evitar pensar en lo peor, pero fue imposible. Su cabeza reflejaba los peores escenarios sobre lo que le pudo haber sucedido.

El castillo era un caos, los reyes hacían un escandalo, los sirvientes corrían por todos lados. La inundación había sido controlada, pero al ir a la habitación del príncipe todo se fue a la mierda.

La lluvia se había tranquilizado, las personas del pueblo chismeaban y rumoreaban sobre el paradero del príncipe. Incluso decían que los propios reyes lo mataron por temor al poder que tendría al crecer.  La gente solo hablaba y creaba rumores, pero ni uno se asemejaba a la realidad, conveniente para algunos, ¿verdad?

Praew empezó a preocuparse más, pues Saleng aún no llegaba, incluso cuando la lluvia ya no era tan fuerte. 

Decidida salió a buscarlo. Dio algunos pasos y se percató que a lo lejos había un hombre esbelto, alto y posiblemente empapado; debido a las características corrió hasta llegar a él y definitivamente era su esposo.

—Saleng, ¿dónde estabas? Estaba muy preocupada—mientras de sus labios salían esas palabras, ellos se abrazaban.

—Estaba lloviendo muy fuerte, me quedé en el bar mientras esperaba a que pase. Pero me demoré porque escuché algunos rumores, te lo cuento mientras vamos hacia la casa—se tomaron de las manos y caminaron hacia su hogar. 

Saleng le contó sobre la desaparición del príncipe, Praew sobre lo que hizo su madre y que ahora tenían al príncipe en su casa.

Recién estaba amaneciendo, por lo que quizá en un par de horas los guardias del palacio ya estarán revisando dentro de todas las casas del pueblo y de alrededor del pueblo.

Alguien miraba fijamente al príncipe, el ruido de la puerta la hizo reaccionar y desvió su mirada.

—Mamá, ¿a qué hora llegaste?—preguntó.

—Eso no importa, vine a hacer el hechizo—dicho esto, se dirigió a la chimenea con el bebé en su brazos—. Trae algo para quemarlo; una aguja, lo que sea, pero apresúrate—ordenó.

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El lunar del ángel [GeminiFourth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora