Elementary, my dear Watson!

4. Pretty Weird School

Al entrar, hice un sutil escaneo del cuarto. Pisos de madera, paredes pintadas de un rojo vino, cuatro camas, tres puestas de manera horizontal contra la pared frente a mi, separadas únicamente por mesitas de luz con 2 cajones y una puertita pequeña en la parte inferior, una cama más a mi lado, junto a la puerta, con otra mesita de luz, todas las camas tenían un baúl a los pies, para la ropa, asumí. Por otro lado, a la izquierda había una alfombra circular, con una mesita de café y dos sillas, sobre una de estas había un tejido sin terminar, detrás de eso había una ventana de un tamaño apropiado, que daba a lo que supuse por direcciones era el jardín lateral, casi sin flores, por la época. Junto a la mesita y las sillas, una estantería se alzaba, tenía unos pocos libros, pude notar que todos ellos eran sobre etiqueta o cosas por el estilo.

- Siéntete cómoda.- Murmuró Mary, quien intentaba parecer lo más alegre posible, cosa que no estaba logrando. Me hubiera encantado averiguar en ese instante qué la tenía tan consternada, por desgracia, parecía que debería esperar aún más.

- Gracias.- Murmuré.- Ya saben, por la bienvenida y todo. Me gustaría llevarme bien con ustedes, hemos de convivir durante el resto del año, yo sé que no es tanto, pero sería agradable hacerlo lo más llevadero posible.- Les dije, Victory, quien estaba sentada en la que, asumí, era su cama, me sonrió y asintió rápidamente. Diana, qué también estaba sentada en su cama, por otro lado, soltó un rápido y conciso; - Que tengamos que convivir no significa que estemos obligadas a ser amigas, agradecería un poco de espacio.

Se ganó una mala mirada de parte de la italiana, lo que hizo que ella rodará los ojos y mirara a otro lado.

Eso fue raro, pero decidí ignorarlo. Está bien, era nueva y estaba invadiendo su espacio, pero ¿era necesario? Que grosera.

La cama junto a la puerta parecía corresponderme, puesto que mi maleta estaba cuidadosamente posicionada junto a esta. Moví mi cuerpo en dirección a la cama hasta sentarme sobre ella y, quizás de manera no tan discreta, lo admito, me saqué la parte más grande del abrigo. Mamá no mentía, Rumbsfeld era helado, podía sentir cómo tus huesos temblaban si usabas menos de la ropa adecuada.

Tenía demasiadas ganas de recostarme un rato y por fin dormir en una cama decente, o eso estaba pensando antes de que mi trasero tocara el edredón de un color turquesa oscuro. La cama era dura, a pesar de que el edredón se sentía suave, podías percatarte fácilmente.

Me molestó, el sueño era muy preciado para mi, amaba dormir, quizás era porqué mi cabeza se mantenía muy activa en mis horas despierta.

Pase a husmear la almohada, y sinceramente fue bastante raro el pequeño detalle que noté al sostenerla.

Sentí la mirada de Victory, quien ahora estaba sentada en una de las sillas, con el tejido a medio terminar en mano.- ¿Sucede algo?- Preguntó al aire, aunque sentí cómo si claramente se estuviera dirigiendo a mi.

- Sólo es que mi almohada tiene un par de cabellos, pero nada de otro mundo.- Murmuré, era raro, sí, pero no iba a hacer un escándalo al respecto.

Aparentemente, las tres chicas si querían hacerlo, porqué en pocos segundos el cuarto se paralizó. Mary, que estaba guardando cosas en su baúl, se paró como si tuviera un mecanismo programado y volteó a mirarme, parecía haber visto a un fantasma. Diana, que estaba sentada en su cama con un libro en mano (no pude identificar de qué clase, la portada y contra portada eran lisas, pero probablemente era sólo otro libro de etiqueta), bajó rápidamente el libro y me miró cómo si estuviera enojada. No sabía si estaba enojada conmigo, o con algo más, con alguien más.

- Ni siquiera la cambiaron.- Murmuró Victory, mientras se ponía de pie e iba hasta su cama, la del medio.- Te daré mi almohada, está limpia, no te preocupes...- Murmuraba, pero la pelirroja del cuarto fue más rápida.