I. Te vengo a resolver la vida

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Taehyung ya había perdido la cuenta de cuantos trabajos lo habían corrido desde que se fue de su ciudad natal, Daegu, para mudarse a la capital de Corea del Sur y compartir departamento con su amigo de la secundaria. Tal vez era verdad que en Seoul era más fácil conseguir un empleo, eso no podía negarlo tan descaradamente, pero para Kim Taehyung había sido demasiado fácil romper el record de persona más despedida del trabajo en un año, si es que eso siquiera existía.

Había sido camarero en un restaurante lujoso, cuidador de niños, paseador de perros, asistente de un dentista, secretario de un importante empresario, esa última vez del mes no había sido su culpa, su jefe cayó en banca rota y lo despidieron ya que su trabajo ya no era necesario.

Ya lo estaba pensando seriamente, durante los últimos días se le había cruzado la idea de volver a su ciudad natal, al menos ahí podría cuidar a sus abuelos él mismo, estar cerca de su familia y tener un aburrido pero seguro trabajo en el negocio de sus tíos.

Estaba acostado en uno de los sillones de la sala después de haber pasado todo el día buscando un nuevo trabajo, no con mucha suerte. Veía su celular el cual mostraba un página para reservar vuelos, pensaba en cuál sería la mejor opción y en cómo le diría a su mejor amigo, Jimin, que ya no podría quedarse con él. Como si sus pensamientos hubieran sido oídos, oyó el sonido de las llaves en la parte exterior y la cerradura ser abierta, miró la hora y en efecto ya era la hora normal en la que Park llegaba a casa. Contrario a lo que pensaba, Jimin no llegó arrastrando los pies por el cansancio como siempre, ni dando quejas a los mil vientos para que todo el edificio supiera que su trabajo en serio era tan agotador; no, llegó tan apresurado que no le importó dejar con descuido hasta los zapatos tirados en la entrada, su sonrisa no se podía pasar por alto bajo ningún término.

-¡Tae!¡Tae!¡Tae! -repetía con euforia el joven de cabello castaño claro.

Taehyung no se movió del lugar en el que estaba, solo dejó de lado su celular para prestarle atención a su compañero de departamento. Eso pasaba algunas veces, no de manera tan regular, pero lo suficiente para que pudiera saber que seguro había pasado algo en serio bueno en el trabajo de su amigo, tal vez su jefe lo había felicitado o tal vez había conocido a algún idol nuevo. Porque sí, aquel era el trabajo de Jimin, se encargaba de organizar los horarios del grupo más joven de un empresa de entretenimiento. Se esforzaba más que cualquier otra persona en su trabajo junto a los siete integrantes de grupo recién debutado, ENHYPEN.

-Ten vengo a resolver la vida, Tae.

-Justo ahora lo que resolvería mi vida sería tener un trabajo estable y comer un litro entero de helado de fresa.

-Pues es tu día de suerte, no tengo helado de fresa, pero sí algo mucho mejor. Tu querido amigo Park Jimin al cual amas con toda tu alma te ha conseguido un trabajo increíble como maquillista en HYBE. Ya sé, soy la mejor persona que hayas conocido, aceptaré tu gratitud cuando ganes tú primer salario en la compañía y me inviten a comer a ese restaurante que tanto me gusta.

-Y yo que pensaba regresar a Daegu la semana que viene. Por Dios, que bueno que no reservé ese vuelo -. Abrazó a Jimin con fuerza y aún sin creer que tuviera ese trabajo-. Espera, ¿ante quién te arrodillaste para conseguirme ese trabajo?

Claro que no, Park Jimin no se arrodillaba ante nadie, a menos que fuera ante su jefe, Min Yoongi, pero esa era una historia que no convenía explicarle a su amigo en ese momento a su amigo y tampoco tenía que ver con la situación.

Detrás del telónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora