VIII

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Kikyo

Salí de la habitación dando un portazo, estaba realmente enojada ahora. Pude escuchar un golpe seco en la pared de la habitación, pero no volví allí, me veste rápidamente e intenté buscar y guardar varias de mis pertenencias. No podía seguir en este lugar ni un minuto más.

—Ha terminado el juego, Kikyo —dije para mí misma mientras apretaba mis labios. —es hora de afrontar la realidad.

Aunque no lo miraba, sabía que había salido de la habitación y me miraba mientras empacaba. Lo ignoré. La decepción de no alcanzar aquello que se anhela, no es fácil de superar. Y mientras el siguiera aquí, no podría hacerlo.

—No permitiré que te vayas—musitó agarrándome de un brazo para obligarme a mirarlo— Aun no hemos terminado de hablar.

—Pues ya no quiero saber nada más. Solo déjame en paz — me solté de su agarre y lo miré con la mayor frialdad que pude expresar.

Me dirigí hacia la puerta principal. Si Sasuke... yo también puedo ser cruel, en eso podríamos competir y quizás nunca haya un ganador. Solo dos corazones rotos.

—Kikyo... — me llamó, no le hice caso.

Dejé las llaves en la mesa, y así como aprendí de él, salí sin despedirme y sin mirar atrás.

Rápidamente me alejé del lugar con un gran dolor en el pecho, aquello era muy comparable al dolor que pude experimentar con la muerte de mi pequeña hermana. Le di la bienvenida.

Cuando estuve suficientemente lejos me senté en una banca, intentando calmarme. Me juré a mí misma no llorar. No podía permitirme llorar. No era el momento ni el lugar. Tenía que pensar en qué haría a continuación... ahora ya no quería ni siquiera estar en esta aldea. Consideré firmemente la idea de volver a... ¿mi hogar? No... No hay nadie que me esté esperando allí. Pero no hay otro lugar al que pudiera ir.

—Oye... ¿Hola? ¿Estás ahí?— Una voz conocida me sacó de mis pensamientos. Miré con desdén hacia la dirección dónde provenía la voz, no quería hablar con nadie ahora, justo ahora solo quiero estar completamente sola— Vaya, discúlpame por molestarte. Pero te vi sola y con cara de "quiero morirme" y no pude evitar preguntarte si necesitas algo— se sentó en la parte desocupada de la banca. Mientras miraba al frente.

—Estoy bien, la verdad he estado peor —respondí con desanimo.

—Insisto, ¿hay algo en lo que te pueda ayudar?— recalcó él mirándome con preocupación.

—No lo hay. Pero si tendrás que disculparme por no aceptar tu invitación— sonreí irónicamente al recordar la orden de Sasuke, igual no tenía intenciones de asistir, tenía la suficiente consciencia como para darme cuenta de que aceptar dicha invitación, solo sería ilusionar a un chico que no tiene la culpa de nada de lo que me pasa en la vida.

—Entonces no te disculpes y acéptala. ¡Será divertido!— Sonrió con energía y sin previo aviso con uno de sus brazos me apoyó en su pecho. Haciéndome sorprender en gran manera, tanto que ni siquiera pude decir algo por unos segundos. Él me tenía presionada hacia sí mismo y no me dejaba separarme— Permíteme hacerte olvidar todo, esta noche.— habló despacio sobre mi cabello.

Abrí mucho mis ojos al escuchar sus últimas palabras. Y lo peor es que no me molesté en absoluto. Al contrario. Eso era lo que realmente quería; olvidar todo, pero sola sería imposible.

—Entonces hazlo— decidí sin pensarlo mucho.



Almas en Maldición |Sasuke y KikyōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora