—No vuelvas a desaparecer sin avisarme, ¿Entendido?—dijo Mateo abrazándome.
—De acuerdo— dije con una sonrisa forzada.
Le había sido infiel, no lo podía negar. Se me caí la cara de vergüenza de solo pensarlo, no se cómo lo soportaré cuando le diga. Pero de algo estaba segura, era de que no iba mentirle. Un nudo se formaba en mi garganta de solo pensarlo. Él no se merecía lo que le hice, y peor aún si le miento.
—Quiero que conozcas a mi mejor amigo— dijo Mateo sonriendo mientras se sentaba en el borde de la cama.
—¿Él que estaba en Londres?— pregunté. Mateo asintió con la cabeza.
—Si él, ha vuelto. Y quería que lo conocieras.
—¿Cuándo?— dije viendo el teléfono para ver qué día era hoy.
—¿Te parece hoy?¿Y si no tienes nada que hacer, ahora mismo?— dice levantándose. No tenía nada que hacer pero aún así lo pensé un momento, antes de decir que sí.
—De acuerdo, deja que me arregle un poco.
—Siempre estás hermosa, me gusta cuando te gusta lucirla más.— Una sonrisa se forma sobre mi rostro por sus dulces comentarios, pero la culpabilidad vuelve.
—Te espero abajo— asentí, y me fue arreglarme un poco. El pelo, la ropa, y un poco de maquillaje.
La culpabilidad aún me seguía matando y no aguantaría mucho tiempo guardando esto por lo que tenía que buscar un buen momento para hablar. No quiero que lo entienda solo decirle la verdad, y al menos explicar todo esto. Es lo mínimo que él se merecía.
Bajé y fui directamente con Mateo, él había traído su coche. Me subí y nos dirigimos hacia la casa de su amigo, que tanto deseaba presentarme. Me había hablado sobre él, que era muy gracioso, le gustaba mucho la fiesta. Y según su descripción parecía alguien realmente simpático.
No tardamos mucho en llegar, nos bajamos y nos dirigimos hacia la casa moderna que estaba en nuestra enfrente. Vaya su amigo también tenía mucho dinero. Mateo tocó el timbre. Y al ver la persona que abrió la puerta el mundo se me cayó a los pies, era él. Él chico de la discoteca, él que me había traído a casa. Neil.
Sus ojos también brillaron de sorpresa al verme, pero nuestro contacto visual fue interrumpido por Mateo que fue a abrazarlo. Éste aún abrazado a el tenía la vista fija en mi. Trágame tierra, por favor.
—¿Cómo has estado amigo mío?— le preguntó Mateo separándose un poco.
—Bien, pero ya me estabais extrañado así que decidí volver.— dijo el con una sonrisa amplia. Mateo puso los ojos en blanco para después presentarme.
—Ella es Catherine, mi novia—. Asentí con una sonrisa algo incómoda para después darle la mano, el correspondió rápido.
—Hola, encantado. Pasar están todos dentro.— dijo para que después Mateo pasará pero cuándo pasé por su lado el me susurró.
—No sabía que al novio cual te referías era mi mejor amigo— dijo en un tono burlesco. Pasé sin contestar. Sentía que en cualquier momento se me pararía el corazón, ¿Por qué la vida me tenía que poner todos los problemas juntos?
—Hola chicos— saludó Mateo a sus otros compañeros. Según lo que tenía entendido era que Neil, tenía está casa en la cual dejaba vivir a su grupo de amigos. Y en ese grupo de amigos también estaba Mateo. Yo aún no conocía sus amigos por lo que puedo suponer que me trajo para presentarme a ellos también.
—Vaya maravilla que tenemos aquí— dijo una chica con el cabello teñido de rojo acercándose a mí.
—Tiene novio, y soy yo.
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Un Simple Error.
Spiritual-¿Tienes novio?- dijo de repente. Y el mundo se me cayó a los pies, Mateo... ¿Qué había hecho? Yo no quería esto, todo a sido un error. Yo estaba borracha, ¿Cómo le diré esto? El giró a verme, y una sonrisa sarcástica se formó en sus labios. -¿Qué p...