Zara podía oír los gritos que provenían de la superficie, alguien había invadido el lugar en que los retenían, quizás finalmente la sacarían de su miseria, dando fin al monstruo en el que se había convertido. Hacía ya tanto tiempo que no veía el exterior de aquella celda reforzada. Curioso como en sus primeros seis meses en su nueva condición llegó a pensar que se había convertido en algún tipo de ser invencible; poco había durado esa ingenua ilusión. Una vez la sed de sangre dio paso al ser racional en ella, odió las consecuencias de sus actos. No le llevó mucho tiempo atar los cabos sueltos a su alrededor descubriendo así su horrible situación: había estado siendo utilizada inadvertidamente para pelear en una guerra sobre la que no tenía la más mínima idea, pero tampoco la mínima duda de que estaba en el bando equivocado.
Había deducido que los seres que la habían creado buscaban oponerse a la autoridad regente y para eso necesitaban a seres como lo que ella alguna vez fue: "neonatos" los llamaban. Y dado que la mayoría de sus contemporáneos estaban muertos, pronto había entendido que sus creadores necesitaban constantemente nuevos soldados ya que pasados los seis meses estos carecían de utilidad y eran por ende sacados de su miseria a través de la decapitación y el fuego. Ella creía saber por qué: todos los soldados eran inexpertos en el campo de batalla, lo que compensaban con una fuerza increíble y ferocidad, que decaía drásticamente en los seis primeros meses luego de su despertar.
Pero, por supuesto, existían excepciones a este proceder: los bendecidos, aquellos que como ella poseían un don que los distinguía de otros de su condición, y les otorgaba una nueva utilidad para el ejército.
El fallido intento de escape de Zara había sido diez meses después de su conversión, a seis meses de haber descubierto su don: ella era capaz de encantar a otros y hacerles creer momentáneamente lo que ella deseara. Pero todo gran poder debe conllevar un límite o condición y el de ella consistía en el número de personas y la distancia que las mismas mantenían con ella; en otras palabras, hasta el momento solo podía encantar un máximo de cinco personas a la vez en un radio de un kilómetro y medio. Algo que descubrió por error a coste de su meticulosamente planeado escape.
-Percibo una amenaza, Z- la trémula voz de Payton rompió el sombrío silencio en el que se encontraban.
- ¿Puedes distinguir su origen?- inquirió, a lo que la otra chica negó con un gesto de la cabeza.
-Hay mucho ruido, aquí- comentó la pelirroja tocándose el cráneo con una mano.
Estaban tan débiles que apenas podían moverse. Eso y el hecho de que todos los ocupantes de la celda estaban formidablemente encadenados a una sólida estructura de piedra a una considerable distancia los unos de los otros.
Zara asintió quedamente.
-Alguien ha venido- afirmó Jack, quien podía poseía una piel tan dura que dificultaba su desmembramiento y ejecución. Al intentar escapar había incluso logrado arrancar el brazo de uno de los dos líderes rumanos. Él la resentía porque para proteger a Cedric ella lo había encantado y fue siguiendo las órdenes de aquellos que los crearon que él ejecutó a una novicia que resultó ser la hermana del que fue su mejor amigo antes de la conversión.
La estructura en la que se encontraban atrapados se sacudió estremecedoramente.
-¡Rachel!- el grito desgarrador y ronco de Cedric, quien hasta entonces había permanecido en silencio, le retorció el corazón a Zara.- ¡Rachel, no! - y su voz bajó un par de octavas más mientras su estructura facial parecía cambiar entre aquella propia de un hombre humano y el de un oso.
Rachel, la novia de Cedric podía recluir a una persona a un espacio determinado y era quien los mantenía prisioneros en ese momento. Ella debía haber experimentado algún tipo de daño, como para que su dominio sobre la prisión estuviera cediendo.
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Emmet Cullen- Fanfic
FanfictionLos rumanos, quienes una vez acudieron al llamado de los Cullen por la promesa de una batalla, no están conformes y buscan la aniquilación de los Vulturi para ver resugir de los viejos reinados y no son los únicos. Para ello crean múltiples neófito...