Desilusión

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Estoy con este mini fic, que si no se me satura puede que aumente más capítulos, veamos a Jesther de otra manera.... Si pasaste angustia en la novela aquí incluso puede que también la pases, pero te recompensaré 😉💖....

Eran las seis de la mañana cuando Esther se despertó como de costumbre, se apoyó sobre sus hombros y miró a los lados viendo a su marido dormido, sonrió y le dio un beso en la mejilla, se sentó tanteando el frío suelo y poniéndose la zapatilla se dirigió hacia la habitación del amor de su vida, su hijo Iván, al entrar en la habitación encontró a aquel pequeño ser de tan solo cinco años durmiendo plenamente, su corazón se calentó y acercándose pasó la mano por su delicado rostro, observó los rasgos de su hijo y lo admiró hasta que tuvo que despertarse.

- Ivan mi amor - le llamó, viendo que el chico se movía soñoliento y perezoso

- Hum - balbuceó, luchando contra el sueño - ¿Qué pasa, mamá?

- Es hora de levantarse e ir al colegio - Apartó los mechones de pelo de la cara del chico - Y córtate el pelo también.

- No -refunfuñó-. Te prometo que me lo cortaré la semana que viene, mamá.

Esther sonrió viendo a su chico como siempre queriendo escapar del corte de pelo, lo cogió en su regazo y juntos se fueron a la cocina.

***

Esther e Iván ya estaban vestidos y desayunando, llegó Máximo y les saludó con un beso.

- Buenos días papi - Iván le abrazó mientras Esther continuaba con su atención en el periódico del día.

- Buenos días, hijo mío", sonrió al chico, "¿a qué hora llegarás hoy a casa, Esther? -Esther miró a Máximo, extrañada por la pregunta -¿Qué pasa?

- Nunca me preguntas a qué hora llego a casa.

Máximo se limpió la boca y dijo tranquilamente

- No, sólo estoy preguntando, eres mi esposa ¿no?

- Llevo dos años trabajando y ni siquiera me has preguntado cuándo iba a volver, nunca te ha interesado.

- Es porque siempre estabas en casa cuando yo llegaba.

- Tu horario de trabajo es muy apretado, así que ya me encuentras en casa.

- Necesitas trabajar para mantener una vida estable

- Mi trabajo también ayuda en casa - respondió ella, comprendiendo lo que él quería decir

- Pero no tanto como el mío - arqueó una ceja

- No quiero hablar de eso -Miró en dirección a Iván, que los miraba a los dos comiendo su pan.

Máximo tomó otro sorbo de café y se marchó, dejando a Esther angustiada por otra discusión.

[...]

Esther ya había dejado a su hijo en el colegio y se dirigió directamente a la empresa donde trabajaba como secretaria, fue directa a su despacho dando los buenos días a sus compañeras de trabajo, una de sus amigas más cercanas se percató de la mirada de Esther y se acercó a su despacho.

- ¿Qué ha pasado esta vez? - Su amiga se apoyó en la puerta cruzándose de brazos.

- Buenos días a ti también Julia", continuó Esther mientras revisaba sus papeles.

- Buenos días, ahora dime ¿qué ha pasado? - Se sentó frente a Esther.

- ¿Podemos hablar a la hora de comer? Me muero de dolor de cabeza y no puedo pensar con claridad.

El Amor por contrato - Espanhol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora